Texto por Erandi Luna.
Fotos por Mike González.
Alrededor de las 19:00 del sábado el Guanamor Teatro Studio abría sus puertas para recibir a los niños tristes que estaban en busca de la felicidad, se veía a los jóvenes ardientes por ver el regreso de Álvaro Díaz en la ciudad tapatía. Este concierto era una invitación a llevar tu mejor outfit y disfrutar de buena música. Álvarito despedía el Felicilandia (2021) en Guadalajara, al ser su última fecha en el país se tenía el conocimiento de lo que estábamos a punto de ver, ya que en sus redes sociales nos dio un spoiler de lo que se vivió en CDMX y MTY, pero aun así se podía ver la exaltación en la cara de los asistentes.
Después de una larga espera el recinto empezaba a verse medianamente lleno. El calor era el invitado especial de la noche, una noche que seguramente será recordada con cariño. Llegar y ver el escenario con una cortina blanca dejaba en el imaginario qué es lo que viviríamos, los instrumentos estaban puestos en escena, la batería y el bajo gritaban que Supićič estaba a punto de salir, el artista presentó un par de sencillos, todos movían la cabeza y las manos al ritmo de la música, las luces invadían el lugar, los gritos se hacían cada vez más presentes, todos buscaban ser parte del performance, el artista jarocho estaba muy agradecido por el buen rato que le hicieron pasar.
Una pequeña pausa irrumpió en el Guanamor, no había lugar para el silencio, los asistentes se notaban ansiosos, cantaban pequeños fragmentos de sus canciones favoritas, canciones que estaban a punto de escuchar en compañía de sus amigos o pareja, pues se sabe que el puertorriqueño destaca por sus letras tristes y románticas, pero de que te sientes identificado con ellas, te sientes identificado.
Supongo que eso las hace tan personales, pues todos hemos estado en lo alto de la montaña rusa, haciendo referencia a estar enamorado, desde las alturas la vista es maravillosa, pero qué pasa cuando la montaña rusa toma Nitro+ y corres con el miedo de estrellarte contra el piso, ir de bajada a toda velocidad por un cuarto de milla no suena tan bien.
El lugar se tornó oscuro, en las pantallas se proyectó un castillo, no pude evitar pensar en cuando era niña y veía películas de Disney, pero este castillo se tornaba diferente, era de color rojo y decía en mayúsculas “ADIÓS FELICILANDIA”, el humo invadía el escenario y una sombra avisaba que Álvarito estaba listo para despedirse.
“OG Black” puso a gritar a todos los presentes, los celulares estaban listos para una buena story pal’ Instagram, desde un inicio se le veía al puertorriqueño la energía, lo estaba dejando todo para que no parara el bellaqueo, “Gatillera” fue la encargada en unificar al público, los gritos estaban en otro nivel, con “Chinita Linda” nos puso a brincar, en ese punto se podía ver a varios llenos de sudor, pero esto apenas comenzaba.
El show dio un pequeño giro, pues no solo escuchamos Felicilandia, el álbum anterior, Díaz Antes (2020) hizo aparición con “Deportivo”. Canción tras canción se confirmaba que los de GDL tenían 6 años esperando su regreso. Jorge Álvaro hizo sentir especial al público tapatío, en varias ocasiones el de Puerto Rico formó medio corazón con la mano derecha, el trabajo de todos era completar ese corazón, el ambiente se sentía vibrante, las luces te invitaban a apreciar todo alrededor, voltear para atrás era ver lágrimas y caras de felicidad, en este punto los niños tristes ya no estaban tan tristes.
El concierto se sintió como un Close Friends, el setlist quedó como anillo al dedo en la ciudad.
En un punto del concierto el bajo se apropió de todos, luces verdes por el escenario, muchos cerraban los ojos y disfrutaban del momento. “Ramona Flowers” ya sonaba en sus conciertos, en especial esta canción se siente corta vena’ y de aquí para adelante las canciones se tornaban grises, “Babysita </3” no podía quedar fuera, en “Shh” Álvarito se sentó y se puso en mood, “No Te Quiero Perder”, “D-Gratis”, “ABC” y “Llori Pari” continuaron en la lista de los niños tristes, pero al sonar “El Último Baile” nos dio en nuestro punto débil.
Los que estuvieron con él desde un principio enloquecieron al escuchar “Chicas de la Isla”, con esta canción inició su carrera musical, regresar a los inicios de un artista es reconocer el avance que tuvo a lo largo de los años. Lo que distingue a Díaz es que cada canción suena distinta a la anterior y que a pesar de tratar los mismos temas cada sencillo se siente diferente. Las luces se apagaron y ya no sabíamos si se había ido sin despedirse o regresaría con un outfit nuevo.
La escenografía cambió de un castillo a un libro que decía “Majin-Buu”, canción que escucharemos en Sayonara (2022). Llegó el momento de bailar con “Brilloteo”, “MERA” y su último lanzamiento “LENTITO”, el Álvarito se mostró sorprendido, porque el público lo acompañó con la letra, no dimensionaba que sus fans no perderían la oportunidad de cantarla y bailarla en vivo. El concierto cerró con “Reina Pepiada”, una canción que nos enseña cómo se siente el amor.
Las luces se encendieron y los niños salieron del Felicilandia.
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¿Qué te pareció la presentación de Álvaro Díaz en el Guanamor Teatro Studio?
- Química mutua entre artista y público
- Fin de gira, concierto más emotivo
- Gran setlist repasando todas las etapas creativas
- Mala acústica
- Comenzó un poco tarde