Las vertientes del género conocido coloquialmente como «urbano» tienden a ser muchas y, en ocasiones, muy similares. Todo este concepto de lo urbano al menos en lo latino viene de una contracultura hispana que data de años y años de experimentación en sí misma.
Pero lo que conocemos actualmente como reggaetón no siempre fue así; es un género que surgió del anonimato, de los bares y discotecas escondidos en alguna ciudad del Caribe o Sudamérica, donde los obreros salían de su trabajo y querían ir el fin de semana a trabajar. Así surge.
Y hoy en día es un género rico, diverso y que controla los charts mundiales a su gusto y antojo. ¿Cómo pasó esto? La respuesta quizá lleve un par de trabajos, años e investigaciones leídas para su comprensión, pero es curioso. Y más curioso aún no es ver solamente el mainstream mundial del género, es ver también cómo todo esto ha influenciado a una camada de artistas nuevos que buscan ser encontrados.
Acá está el caso de El Verumcito y Arturo Challa, dos de los actores principales cuando hablamos del «urbano» como un género ya implícito en la cultura mexicana y capitalina. El dúo, conocido por su rebeldía e irreverencia, ya llevan un camino caminado en solitario demostrando de lo que son capaces, pero no fue hasta su esfuerzo colaborativo que surgió uno de los proyectos más interesantes del actual panorama mexicano: Sad Ponies Vol. I (2022). Vamos por partes para entender.
Urbano mexicano
Queda claro que el reggaetón no es un género que pudiéramos considerar «endémico» de México, porque no nació acá, no tenemos las influencias necesarias para considerarlo como tal, y no tenemos siquiera una escena ya consolidada del género. Es raro, pero pensándolo de cierta manera, la propia multiculturalidad del país no necesita de arraigarse a una cultura extranjera.
Más bien, el «urbano» mexicano consiste en las esencias más puras del hip hop gringo que tenemos a unas cuantas horas de viaje hacia el norte, las oleadas de rock, pinceladas de otros géneros y recientemente también las guitarras y bajos sextos que se han acuñado a los samples y beats del rap.
En pocas palabras, en México nuestro género «urbano» se compone pura y completamente de mezclas y fusiones, así sin más. Es por eso que Sad Ponies Vol. I (2022) resulta tan importante e interesante para los artistas emergentes que componen esta terna de artistas mexicanos haciendo reggaetón, trap, hip hop, etcétera.
La unión como fuerza
No lo digo de dientes para afuera. Sad Ponies Vol. I (2022) corresponde a un esfuerzo colaborativo de dos mentes joviales e inquietas: Arturo Challa y El Verumcito, dictámenes de soltarse y experimentar con la música como sea que les plazca.
Esto es lo que necesitamos hoy en día en el país: Artistas frescos con propuestas frescas que verdadera y genuinamente nos hagan sentir parte de algo. No artistas que apropian conceptos líricos, temáticos o sonoros de otros países. De eso ya hay muchos.
Me gusta la idea de la diversificación cultural y artística, porque de esta manera se pueden tocar varios aristas que previamente resultaban ajenos entre sí. Es quizá esta la escuela dogmática de Sad Ponies Vol. I (2022): Diversificarse y optar por sonidos que nazcan en el momento de la composición y/o producción.
Es importante la sinergia, y en este EP colaborativo se nota; una química se desborda canción tras canción donde ni Challa y Verumcito destacan en lo particular, pues cada uno se da el tiempo propio de mostrar lo mejor de sí y crear una coexistencia bruta y real. Compañía que te hace crecer, crecer juntos. Es lo importante.
Sad Ponies Vol. I (2022) muestra un impecable uso de sonidos característico de lo que llamamos «urbano latino», con sonidos directos del trap, hip hop, rap y momentos donde el dúo experimenta y emplea hasta el house. Una locura.
Real y conciso
Hace no mucho platiqué con el dúo, y ojo porque dije «plática», no entrevista, porque no la sentí como tal. Conversé con un par de jóvenes capitalinos con afán de hacer algo, de mostrarse valerosos a un mundo musical lleno de etiquetas y a una industria que te obliga a centrarte directamente en algo.
Es una valentía que aplaudo. Además, como lo mencioné antes, la solvencia que le da al proyecto el hecho de que se sienta real le da un plus enorme. ¿Y cómo se siente real? Bueno, las líricas son muy humanas, para nada computarizadas ni forzadas.
¿Qué quiero decir con lo anterior? Hemos escuchado muchísimos artistas que usan el castellano base para su composición lírica, y no está mal, quizá se llegue así a un público más amplio. Pero acá, en Sad Ponies Vol. I (2022) el folclor del vocabulario popular no se esconde, al contrario, se utiliza en pro de una conceptualización y autenticación del trabajo.
Son estos pequeños grandes detalles que le dan carácter identificativo al disco. Una gran apuesta por demostrar soberanía cultural a un género que encamina todos sus esfuerzos y conceptos a una sola cultura regional como la es la del Caribe.
Sad Ponies Vol. I (2022) podría resultar, dependiendo cómo lo trate el paso del tiempo, en un excelente comienzo para que los nuevos talentos mexicanos se influencíen de estos conceptos de enajenación de lo extranjero y mostrar todo su poderío.
Más que esto, El Verumcito y Arturo Challa dejan claro en Sad Ponies Vol. I (2022) que su creatividad no tiene límites, al igual que su diversión. Esto es importante en toda manifestación artística de este estilo, la diversión y el gusto, para que finalmente la obra entregada no pierda su brillo y propósito.