Por: Diego Arturo Rodríguez.
El sábado pasado se realizó por novena ocasión en CDMX el festival NRMAL, festival que desde su génesis ha conservado una tendencia hacia la cultura underground, misma inclinación que se ha caracterizado por la búsqueda de sonidos frescos, poderosos o eclécticos, lo mismo que tradicionales o futuristas. Por ejemplo, en el escenario en el que sonaría Sleep también lo haría Dub de Gaita, pero con diferencia de 4 horas.
El escenario Black fue inaugurado por las chicas de Guadalajara, Norwayy, quienes aun con el sol en lo alto del Deportivo Lomas Altas proyectaron un set potente que rayaba en el cool wave, postpunk o dream pop. Cerraron su participación con “25 Toughs in my Head” con una variante sónica al final de ésta, tornando el cierre de su presentación hacia lo lisérgico. Lo cierto es que ya pueden ostentar el hecho abrir de buena manera un festival con la reputación que ha obtenido en menos de una década el festival NRMAL. Posteriormente subieron al escenario los de Tijuana, Ethics, para poner a tono con sus ritmos electrónicos de corte un tanto oscuro y experimental, y quienes inaugurarían con su show el escenario Blue. Para darle continuidad a las acciones subió el ex Quiero Club, Gustavo Mauricio, con su proyecto Sol Oosel para mostrar buenas maneras con unos beats de pop psicodélico.
Llegaba el turno de la representación chilena con Miss Garrison, trio que mostró calidad en todo momento arriba de la tarima y de paso se pudieron constatar las sofisticadas habilidades que posee Fran Straube como multinstrumentalista. Antes, las dominicanas Mula reventaron el escenario Tent con una mezcla de ritmos propios del dembow y del synth pop, los cuales incitaron el baile de todos los que se encontraban en ese momento debajo de la carpa, show que se empalmaría posteriormente con el acto de Miss Garrison, motivo que pudo dividir a la audiencia, obligándolos a decidir.
Moor Mother tuvo un problema en el traslado, según lo que se pudo leer en un comunicado desplegado en la pantalla del escenario Tent; en su lugar se presentaría el dúo de Montreal conformado por Tobías Rochman y Chris Vargas, quienes provocaron el baile con su ‘tecnopunkdigital’.
Ya con una concurrencia más consolidada, llegó Essaje Pas con sus beats minimalistas que condimentaron muy bien la puesta del sol. En actos paralelos, Mhysa y Dub de Gaita se presentaron en el escenario Tent y Black, respectivamente. Mencionar el gran acierto en la curaduría del NRMAL que permitió quitar un poco la sensación de esnobismo musical y provocar el baile, “romper el hielo”, con sonidos importados desde Colombia traídos por Dub de Gaita.
Una radical transición de sonido ocurrió entre lo autóctono que mostró Dub de Gaita y los sonidos futuristas que sonarían inmediatamente después a cargo de Felix Kubin, quien vino a tergiversar más el asunto y de muy buena manera. Un completo robot rodeado de máquinas que ofreció sonidos vanguardistas-espaciales. Of Montreal saldría en punto de las 20:00 horas con todo y aquella indumentaria andrógina que portaba Kevin Barnes y con un espectáculo fresco que llegó a su punto culmen con la acidez de “Gronlandic Edit”. Of Montreal cumplió satisfactoriamente e interpretó un pulido set con lo mejor de sus 20 años de trayectoria. Sí, ya son 20.
Lo que restaba de presentarse en el festival correspondía nada menos que a los pesos pesados que se habían anunciado en letras más sobresalientes en el cartel. El primero de ellos que subió al escenario fue Mac DeMarco, quien interpretó de manera displicente un set atropellado y lleno de baches, se le notaba indiferente arriba de la tarima y jamás logró conectar con el público que, lejos de celebrar sus desplantes, se miraban confundidos unos a los otros. Repasó sus temas más celebrados, incluido un deficiente cover de “Under the Bridge” de los californianos Red Hot Chili Peppers, lo que provocó, por un lado risas, y por otro severas críticas entre los presentes.
Para difuminar el berrinche de DeMarco llegó Sleep e hizo lo propio arriba del escenario. Sin grandes aspavientos los californianos tocaron sin otras pretensiones que dejar claro quién es la banda de stoner doom metal con más reputación. En un escenario con espesa neblina artificial, Sleep ahuyentó a varios “modernos” y atrajo hacia las vallas metálicas a los más “rudotes”, mientras tanto otro sector del público aprovechaba para adquirir alimentos del área de comida. Nada más stoner que cabecear lánguidamente mientras se devora comida, de preferencia grasosa.
Uno de los actos más interesantes sin duda fue el que presentó el músico japonés Cornelius. El nipón comenzó su show mostrando una especie de malla electrónica antepuesta al escenario con un mensaje en ingles en el que saludaba a todos e invitaba a sumergirse en las “Mellow Waves”, que es como se titula su último material fechado en 2017. Canciones como “If You´re Here” “Drop”, “Point of View Point” o “Count Five or Six” fueron incluidas en un set maravilloso, sensacional, genuino y cualquier otro adjetivo gratificante que quepa agregar. Aquellos sonidos delirantes fueron acompañados, sincronizadamente o no, al ritmo que tocaba en ese momento el nipón. En ambos casos el resultado fue sorprendente y ensoñador.
Solo faltaba Explosions In The Sky y llegó para cerrar con un dejo de nostalgia la noche. Así llegaba el final de una edición más del festival NRMAL, con post rock de buena manufactura a cargo de los texanos que sonaban de fondo y que bajaban la intensidad de una ajetreada jornada en Deportivo Lomas Altas, que era testigo de cómo algunos asistentes se llevaban en más de alguna ocasión la manga de la camisa al rostro para secar sus lágrimas. Fue un cierre fenomenal para otra edición de Nrmal que cumplió con creces las expectativas. No sé si es mucho pedir, pero sólo faltaron las luces de artificio en el cielo.
Coméntanos y califica abajo ¿Que te pareció el Festival NRMAL en su edicion 2018?
- Fue sold out.
- El acomodo de escenarios y los asistentes muy respetuosos.
- Buen acceso al festival, comida y bebida.
- Faltó sala para prensa.