Texto por: Andrés Solis
Imágenes por: Christhian Ferenc
Después de cuatro años de ausencia en el país, y siendo esta vez su primera en la Perla Tapatía, Surf Curse dio uno de los mejores conciertos en los he tenido el placer de haber estado.
Aunque la noche fue fría, el ambiente dentro ya del foro era cálido, acogedor (y eso que fue en el rooftop del C3). Sinceramente por la tonalidad de la agrupación hubiera estado un poquito mejor tenerlos por acá en plena ola de calor, pero bueno, también se disfrutó verlos con dos sudaderas encima.
La noche comenzó en cierta manera enigmática. La banda Necroformo subió al escenario y dio un show como ya es de costumbre para ellos. Necroformo es una pequeña banda de Hermosillo que tiene un estilo bastante peculiar; sus letras completamente burdas y carentes de sentido y su evidente psicodelia distorsionada y punketa me hacen pensar que hasta pueden ser considerados como una banda de culto.
El momento cúspide de la noche comenzó en punto de las 22:50. Ráfagas de aire frío se sentían, aunque la acumulada gente daba un aire de confort, se sentía calientito estar rodeado de tanta gente. Nick Rattingan y compañía subieron al escenario entre gritos y muchísima euforia. Era la primera vez de la banda aquí, era más que obvio el recibimiento. Comenzando con Maps to the Stars, comenzó un slam que al principio pensé que iba a calmarse a las dos o tres rolas. Oh, pero qué equivocado estaba.
El slam siguió sin exagerar hasta el final del concierto. Es más, hasta las vallas de seguridad que separaban a los músicos del público estuvo a nada de caerse, pero gracias a los elementos de seguridad del venue todo salió bajo control. Señores de seguridad del C3, si están leyendo esto, muchas gracias por hacer bien su trabajo y aún así mantener siempre una sonrisa.
La noche continuó bañada en surf, en sonidos envolventes que paulatinamente nos iban dejando aturdidos. Les digo, el slam nunca paró, sin embargo, no molestó en lo absoluto. De hecho hasta se sintió una vibra única, una química entre los mismos asistentes al evento que jamás había presenciado. Hasta la misma banda hizo un chiste referente a esto, que la gente de abajo iba a molestarse por tanta fiesta.
Sin duda fue un gran paso por sus seis años de carrera. Rolas como Doom Generation, Freaks, Forever Dumb y más recientemente Disco hicieron de aquella fría noche una de las mejores del año, de verdad. Ya empapados en sudor, la banda bajó del escenario a los cuarenta minutos de show ininterrumpido. Estuvieron a nada de cancelar el concierto por el riesgo que suponía el rollo de la valla de seguridad que les platiqué hace rato. Pero nuevamente, todo bajo control.
La nostalgia fue el plato principal del concierto, siendo uno de los fuertes en las canciones de los chicos de Nevada, quienes además de mantenernos bailando y brincando por casi una hora, me pusieron muchísimo a pensar, a recordar. Y es que quedó exacta su visita con el fin del año, y el fin de una década, y si para algo es muy bueno Surf Curse es para causar melancolía, para generar incertidumbre sobre uno mismo.
Para mí, Surf Curse ha sido un arduo compañero en esos ratos de tristeza y duda donde simplemente no sabía qué pasaría; me acompañaron en aquellas noches de salir en bicicleta sin rumbo fijo, en las que pensaba en todo y nada a la vez. Esperar verlos durante tanto tiempo valió completamente la pena.
En lo personal, Surf Curse se llevó el galardón de uno de los mejores conciertos del año, de los más emotivos y especiales, donde las emociones no faltaron. Un cierre de año fantástico, irreal y lleno de sentimientos encontrados. La noche del 7 de diciembre de 2019 será recordada como la vez que Surf Curse hizo temblar cada fibra del C3, y cada fibra de nuestro cuerpecito. ¿Ven? Ya me puse nostálgico de nuevo.
Coméntanos y califica abajo. ¿Que les pareció el concierto de Surf Curse en el C3 Rooftop?
- Se sintió una conexión real entre el mismo público, así como con los músicos.
- Lo acogedor del foro.
- La oportuna atención de los elementos de seguridad.
- El show fue recortado debido a problemas de seguridad de los asistentes.
- La banda no traía consigo un setlist físico.