Por: Jaime Noyola.
Fotos: Edson Wong.
Hay momentos que transcurren lentamente, como si la vida de pronto dejara de ser vertiginosa y se volviera en cámara lenta. Esta es la sensación que produjo Daniel Cavanagh, la mente detrás de la banda británica Anathema, durante la noche en la que él solo con su guitarra llevó a los fans tapatíos a otro universo.
El interior del C3 Stage se transformó en un recinto mágico para la ocasión, la asistencia fue poca pero suficiente para un ambiente íntimo. La audiencia esperó en las mesas que estaban dispuestas por todo el interior del venue, todas y cada una decoradas con una pequeña vela en el centro, porque Monochrome, el reciente álbum solista que Danny está promocionando, es lo que hace sentir a quien lo escucha, una noche a la luz de las velas.
Exactamente a las 21:30 las luces se apagaron, y ahí sobre un escenario totalmente austero de escenografía, estaba Daniel Cavanagh, con su guitarra colgada y un piano a un costado. La íntima velada comenzó con “Springfield”, una pieza de Anathema convertida ahora en una obra acústica en las manos de Danny. No había más instrumentos. Daniel se encargó de hacerlo todo él mismo con sonidos y secuencias que tocó y grabó en forma de loop con su pedalera en ese mismo momento.
La primera gran ovación del público vino con “Untouchable part 2”. “Estoy seguro que esta la conocen”, había dicho Danny antes de iniciar con el pequeño arpegio de la melodía. La audiencia formó parte de la canción hasta el final con el conocido coro “hoooo”.
Una atmósfera íntima envolvió a los asistentes con cada canción interpretada por el inglés. “Este es un tema de Pink Floyd”, anunció Cavanagh como preludio a un cover de “Another Brick In The Wall Part 2”.
El tiempo se detuvo cuando Danny se sentó en el piano. Interpretó “Enjoy The Silence”, cover de Depeche Mode. En ese momento, todos los ojos del público miraron fijamente a Daniel y por un instante sólo existió en el mundo el artista que cautiva a su público.
A pesar del ambiente íntimo a la luz de las velas- El inglés bromeó con la gente, le respondió a quienes le llamaban. “Mierda, puedo escucharlos a todos”, dijo mientras afinaba su guitarra para tocar “One Last Goodbye”.
En esta gira promociona su más reciente álbum como solista, Monochrome, sin embargo casi todo el show estuvo compuesto por covers y canciones de Anathema. “Perdón por los hits”, bromeó Danny. “The exorcist”, canción propia del álbum Monochrome, unió al público y los animó a cantar.
La intimidad y el contacto con el público fue el distintivo de esa noche. No hubo diversos intrumentos, pantalla de leds al fondo, iluminación exagerada ni tampoco una masa de gente saltando al ritmo de la música. “Si hubiera venido Anathema estaría lleno”, bromeó Danny que tuvo que repetir en más de una ocasión el intro de las canciones puesto que no hizo la grabación correcta del loop en su pedalera. “¡Carajo! no puedo tocar ni una canción, esto es bastante difícil”, dijo mientras reseteaba las grabaciones.
Con “Deep”, hizo gala de su habilidad como multiinstrumentista, al hacer la percusión, la armonía y el solo únicamente con su guitarra. Pero “Untouchable part 1” fue la canción que hizo a todo el mundo ponerse de pie y cantar a coro.
Cavanagh se despidió con “Lost Control”, agradeció y dejó el escenario para no volver a pesar de la insistencia del público, sólo dejó tras de sí un loop final de la canción que se repitió hasta desvanecerse en el silencio. Las luces volvieron y el tiempo regresó, el viaje había terminado.
Coméntanos y califica abajo ¿Que te pareció el concierto de Daniel Cavanagh en el C3 Stage?
- El setlist.
- El ambiente íntimo.
- La interacción con la gente.
- Fallas técnicas.
- Poca asistencia.