Texto: Juan Morales
Fotos: Navil Benavides
La banda indie rock psicodélico-progresivo Portugal. The Man , oriunda de los confines gélidos de Alaska, desató un huracán de sonidos en tierras regias antes de su épica aparición en el Festival Vive Latino en la bulliciosa Ciudad de México. Fue una noche marcada por la magia y la energía inigualable de la música, donde los acordes resonaron en el recinto Showcenter Complex, un bastión de la cultura musical de Monterrey, el 14 de marzo, en el marco de su gira «Winter of Summer of Luv«.
A medida que las luces del escenario se iluminaban, se les concedió un momento solemne a los representantes de la ancestralidad indígena americana. Este interludio, cargado de simbolismo, no solo ofreció un vistazo a las raíces profundas de nuestra tierra, sino que también sirvió como recordatorio del incansable esfuerzo de los pueblos originarios en su lucha contra las fuerzas transnacionales que amenazan su legado milenario.
El reloj marcaba las 10:15 p. m. cuando la primera nota de «Heart of the Sunrise / Dopesmoker» resonó en el aire. La audiencia, ansiosa y expectante, se sumergió en un viaje sonoro psicodélico mientras la banda inundaba el recinto con su distintivo sonido indie rock. Las proyecciones visuales, meticulosamente sincronizadas, añadieron una dimensión extra a la experiencia, cautivando los sentidos de todos los presentes.
El público, enardecido por la emoción, abarrotó el lugar con una asistencia que fácilmente rozaba el 95% de la capacidad total del recinto. Entre la multitud, nos encontrábamos inmerso en un torbellino de emociones, meciéndome al ritmo de cada melodía y dejándonos llevar por la maestría musical de la banda. Fue un concierto que, sin duda, se grabará en nuestra memoria como uno de los más memorables y enérgicos que hemos presenciado.
Liderados por el carismático John Gourley, Portugal. The Man deleitó al público durante dos horas con una selección de sus mayores éxitos, desde el electrizante «Grim Gen» hasta el nostálgico «Modern Jesus». Cada canción era recibida con efusivos aplausos y vítores, creando una atmósfera de celebración y camaradería entre los presentes.
Y cómo olvidar la voz melodiosa de Zoe Manville, entrelazada con el ritmo del pandero, que añadía un toque de elegancia y sensualidad a cada nota, como la aceituna extra en un Dry Martini perfectamente preparado.
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- Abrió el concierto Pau Laggies.
- Mensaje de los representantes indígenas americanos.
- Duración del concierto.