Texto por: Kinnereth González
Fotos por: Brandon Carlín

  Podría comenzar diciendo que no hay palabras para expresar la emoción que se vivió el 17 de agosto del 2022 en el Auditorio Telmex de Guadalajara, pero les estaría mintiendo, aunque quizá sea acertado decir que no serán suficientes, ya que todo lo ocurrido la noche del miércoles tiene detalles musicales, cinematográficos, actorales y coreográficos tan puntuales, que los fanáticos del arte en cualquiera de sus formatos probablemente los podrían enlistar.

  Es muy común que cuando hay conciertos dentro del Auditorio, la cantidad de autos que congestionan la circulación generen un ambiente de bullicio, aun así la ciudad no estaba preparada para la convocatoria que tuvo el «Motomami World Tour», puesto que no solo eran ríos de lluvia y de automóviles, de igual forma a través de las ventanas de los vehículos que iban llenos, podías ver hombres y mujeres ansiosos de llegar a tiempo a ver el controversial show.

 

Rosalía | Auditorio Telmex | 17 Agosto

  Desde el estacionamiento se distinguía fácilmente a los fanáticos de la Motomami, los cuales portaban camisas alusivas al logo del disco homónimo y claro, atuendos donde predominaban los pantalones acampanados moviéndose con la cadencia de las masas, escotes, cuero, y color rojo… mucho rojo. El maquillaje ni se diga, ya que todo apuntaba a que el código de vestimenta invitaba a algo que se esperaría de una pasarela tipo Coachella.

  Comenzando con la tercera llamada a eso de las 21:15 hrs, aún había mares de gente esperando entrar, incluso a taquilla se acercaban algunos cuantos buscando por lo menos un boleto, el que fuera, pero parecía que esa misión era imposible. Los afortunados (o precavidos) con boleto en mano iban cruzando en cierto caos al recinto y torpemente solicitaban al staff que los guiaran a sus asientos, aunque a decir verdad los primeros 40 minutos del concierto, la energía de los asistentes era tanta que parecía que los encargados de mantener el orden decidieron bajar un poco la guardia, lo cual aumentó la sensación de estar ante un festival al aire libre más que un evento a puertas cerradas.

 

Rosalía | Auditorio Telmex | 17 Agosto

  Esa libertad en los primeros minutos del recital, fue ideal ya que en el icónico momento en que las luces bajaron para dejar el lugar iluminado con tan solo unos cuantos faroles a nivel de piso acompasados con los inconfundibles sonidos al fondo de lo que aparentaba ser una motocicleta, el furor en la gente que caminaba de un lado a otro, entre gritos de emoción y claro, preparando el celular para subir sus correspondientes vídeos a las redes sociales, solo enaltecieron cien veces más la expectativa de que la Rosalía saliera a reflejar la misma energía sobre el escenario.

  Aquí comienzan a destacarse los elementos por los cuales este show ha sido muy controversial, al igual que su último disco, lo cual no es casualidad ya que la constante musical y escenográfica se resume a una palabra: “Minimalista”.

   Un ciclorama o sencillamente, un fondo blanco inmaculado caía como cascada desde el fondo, envolviendo solo la parte central del escenario, lo suficiente para que Rosalía y sus 8 bailarines pudieran adueñarse del mismo, pero considerablemente reducido en comparación a lo que otros artistas han diseñado para sus presentaciones, especialmente si se trata de una gira mundial.

 

Rosalía | Auditorio Telmex | 17 Agosto

  Contrario a lo que se creería, la dirección de iluminación, acompañada de un manejo magistral del equipo por parte del camarógrafo que, hay que decirlo en ocasiones se entrometía entre el público y la cantante, crearon hermosas proyecciones en las pantallas normalmente utilizadas solo como apoyo visual para aquellos que no gozan de asientos privilegiados, sin embargo en esta ocasión Rosalía y su equipo entendieron las limitantes de los shows en vivo logrando entregar visuales equiparables a videos musicales, realizados en producciones planeadas para filmarse durante días, en tan solo minutos.

  No solo eso, sino que la comprensión de la fotografía y la influencia de la iluminación, además de la aplicación de la teoría del color y de su propia psicología dejaron testimonio de lo que se debería presentar en cada concierto, no solo por la atención a los detalles, sino por el bien del público y de la experiencia.

  Dependiendo de la canción que sonara, las luces pasaban de blancas a amarillas, azules, violetas y en canciones más pasionales a rojo, logrando casi siempre tonos pasteles. En ocasiones los bailarines salían de la escena y solo quedaba Rosalía, solo ella, en un atuendo fashionista pero sencillo, aludiendo a los trajes que usan los motociclistas, con colores amarillo con negro pero sin brillos ni cambios exorbitantes de vestuario o algo por el estilo, simplemente ella y lo que llevaba puesto, acompañada del micrófono y una cámara personal que a veces ella misma controlaba para generar una sensación de mayor intimidad.

 

Rosalía | Auditorio Telmex | 17 Agosto

  Aquí es donde pierdo las palabras para expresar como esta mujer “es arte” en todos los aspectos y como logró que el concierto fuera sensorialmente inolvidable.

  Se han escuchado críticas y aplausos al trabajo de esta productora, cantautora y bailarina, pero la manera en la que se entrega al público, en esta ocasión no es una simple metáfora. Ella lo da todo. Desde su delivery al momento de cantar, que en más de una ocasión lo aplica como algún tipo de percusión dentro de sus sencillos, hasta la potencia con la que baila, ya sea un reggaeton o un flamenco y por supuesto, su mirada, sus gestos, simplemente abrumadores. Cualquiera pensaría que vive sus letras y su música, que según se lo vaya pidiendo la melodía o el ritmo ella se envuelve en esa atmósfera proyectándose más allá de lo que muchos pudimos entender.

  Por si fuera poco, su trato con los asistentes y su carisma es incomparable. Con una pureza casi infantil, totalmente contrastante con lo que podemos ver de ella en vídeos o colaboraciones, parece que al hablar se expresa desde la ternura, el agradecimiento, la humildad y el cariño sincero hacia todo aquel que está disfrutando su trayectoria musical, ya que como ella misma mencionó, pasaron años en su vida y en su carrera durante los que componía pensando en que algún día tendría la oportunidad de compartir en vivo con todos sus fans, por lo que a la fecha ya está cumpliendo ese sueño.

 

Rosalía | Auditorio Telmex | 17 Agosto

  Justamente el amor hacia ella hizo que la colmaran de regalos. Desde cartas, dibujos, bolsos, una alfombra y claro, el presente convertido en ritual que consiste en lanzar desde cualquier sitio hacia el escenario un peluche de cierto doctor a aquellos artistas internacionales que visitan nuestro país, los cuales, claramente confundidos, pocas veces entienden que es una muestra de afecto más que una falta de respeto, pero Rosalía, teniendo en sus manos por lo menos 5 de ellos, expresó entre risas y de forma ligera su preocupación por la respuesta que tendría en la aduana al continuar con su viaje, debido a la exorbitante cantidad de estos muñecos que ha recibido.

  La española encontró más de una forma de demostrar afecto a sus seguidores durante el evento, ya que irónicamente al interpretar la canción “Diablo” de su último material discográfico, la cual hace alusión a las críticas que ha recibido de sus propios fans con respecto a su evolución personal y musical, así como a las exigencias constantes de que ella misma se mantenga en lo que “les gusta” a algunos, dentro del halo de las luces rojas comenzó a cortarse mechones de cabello que llevaba en pequeñas trenzas y los arrojó al público en algo que quizá fue una metáfora de que aunque le pidan más, ella ya lo está entregando todo para sí misma, por su arte y para su gente.

  Sumado a esto, algunos puntos claves del concierto llegaron cuando a respuesta de una fan en primera fila que grito entre un pequeño instante de silencio “Te amo”, Rosalía respondió con un “También te amo” para después hincarse a darle un sincero abrazo. Posteriormente, cuando menos se esperaba dejó el escenario para mezclarse con el grupo de personas que se mantenían en desorden, cerquita de ella, para ofrecerles el micrófono a quienes aunque totalmente desafinados y colmados por la emoción, corearon con ella, así como con el resto de los asistentes. ¿Cómo pasar por alto cuando esta icónica española invitó al joven de quizá 12 o 13 años a que recitara con ella el abecedario de Motomami?, situación que la dejó boquiabierta al ver que lo sabía de principio a fin, dejando claro su nivel de admiración por la cantante y culminando en que llegado el momento de que el pequeño regresara a su lugar, al despedirse se dieron un abrazo tan profundo y sentido que fue inevitable para él derramar algunas lágrimas, agradeciendo con voz cortada a la cantante por regalarle ese recuerdo.

  Sin duda podría continuar con una extensa descripción de cada una de las canciones que sonaron esa noche, incluyendo una elaborada ovación a los elementos claves de cada coreografía y escenografía, pero los días no serían suficientes y quizá tampoco las páginas pero lo ideal sería que si existe nuevamente la oportunidad de tener a esta artista en nuestras tierras tengan por seguro que no hay motivo alguno por el cual recomendaría no asistir. Sencillamente fue magnifico.

 

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Martín Esparza

Amor, pasión y arte, Rosalía se apodera de la ciudad
Precio100%
Audio / Iluminación / Efectos Especiales100%
Asistencia100%
Logística (Puntualidad - Comida y Bebida)100%
Venue100%
Setlist100%
Lo Bueno:
  • Los múltiples talentos de Rosalía y su atención a cada detalle de la producción.
Lo Malo:
  • La ya recurrente congestión vial en los alrededores del Auditorio Telmex.
100%Nota Final
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