Cuando se piensa en la música y en la industria del entretenimiento hay ciertos nombres que se abren paso entre la multitud gracias a su trayectoria, premios, reconocimientos, o al aporte que lograron con el paso de los años. En Latinoamérica, y particularmente dentro del movimiento del reggaetón, hay un artista que por su historia es indudablemente una “leyenda”: Daddy Yankee.
En el año 2004 Daddy Yankee presentó su tercer álbum, Barrio Fino, trabajo con el que comenzaría a forjar el camino que hoy lo tiene recibiendo el nombre y categoría de “leyenda”. El disco es considerado uno de los mejores álbumes de la historia del reggaetón y el que le abrió las puertas al género para el resto del mundo. Este álbum contó con la participación de Wisin & Yandel, Zion & Lennox, Andy Montañez.
“Gasolina” bautizó al reggaetón ante el mundo. Daddy Yankee definió y redefinió al género durante toda su carrera; lo llevó a los primeros lugares en las listas de popularidad; hizo que los blancos se tostaran la piel para ser “latinos”; infectó el pop con un dembow.
Sin embargo, lo más importante del lanzamiento de esta obra no son las canciones ni los reconocimientos que logró a lo largo del tiempo, sino el significado que le dio al barrio y a la posibilidad de que la música underground llegase a lo más alto de la industria.
Fueron años de un ascenso vertiginoso y espontáneo de ese ritmo y sonido urbano que pronto muchos comenzaron a imitar y que también sirvió de inspiración para artistas que estaban por nacer, como Rosalía, quien ha afirmado en varias entrevistas que ese reguetón de la vieja escuela, incluyendo a Don Omar, la acompañó mientras descubría su vocación como cantante.
Otro éxito marcado fue cuando, junto a Luis Fonsi, lanzaron “Despacito” en 2017. La canción dio la vuelta al mundo, es la más vista en la historia de YouTube y fue elegida por Billboard como la “Canción de la década”, entre muchos otros reconocimientos.