Por: Salvador Medina

10 años han pasado desde que la banda originaria de Perth, Australia, lanzará su álbum debut Innerspeaker, es así como Tame Impala se da a conocer musicalmente con una tarjeta de presentación que superaba todas las expectativas, siendo un trabajo que fue aclamado por los críticos gracias a las fuertes influencias de rock psicodélico de los años 60 y que terminaría siendo uno de los mejores álbumes de la década del 2010.

Para Kevin Parker, Innerspeaker es tratar de explicar la sensación que una persona tiene cuando se encuentra inspirada, al grado que si alguien conectara un altavoz a su cerebro, todo lo que se encuentra ahí pudiera ser escuchado ¿quién no ha sentido esa sensación a menudo?, de poder decir y expresar cosas que nuestro nivel de conciencia ordinario y común no sería capaz de hacer, escucharnos por dentro y darle salida a esas ideas.

Innerspeaker

Un álbum que fue grabado en una casa de madera alejados de Perth, con vista al mar, donde por semanas buscaron esos sonidos ideales que pretendían para su primer trabajo de estudio publicado bajo el sello de Modular Recordings y mezclado por Dave Fridmann, mismo quien ya había colaborado antes con Flaming Lips o MGMT.

Innerspeaker, es el resultado de un debut perfectamente ejecutado, donde a través de una limpia colección de 11 canciones emprendemos una salida llena de psicodelia, vibraciones stoner y una amplia gama de guitarras que parecen girar alrededor de nuestras cabezas, que permiten que Kevin Parker lleve su tono de voz de una forma natural, al elevarlo con cada giro melódico y oleada rítmica. Produciendo así un efecto nostálgico con sonidos, objetos y épocas, donde las ráfagas del bajo se fusionan con el resto del juego musical, cultivando una sensación uniforme particularmente vintage, que es capaz de llevarnos a un lugar lejano y extraordinario.

Como todo en la vida, es difícil mantenerse encapsulado y conectado a una sensación vintage o estar atrapados por el tiempo, nuestra propia naturaleza que se encuentra en constante cambio nos hace mutar sensaciones, emociones e ideas día con día, es por eso que las propias vibraciones que en este caso musicalmente se proyectan, nos hace escuchar canciones muy vivas a pesar de que lo años ya han pasado y que las principales influencias de dicho trabajo se encuentren a más de 50 años de distancia.

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La portada del disco es una ilustración del artista australiano Leif Podhajsky, en la que aparece el Parque Nacional Great Smoky Mountains de Carolina del Norte en Estados Unidos, proyectando un paisaje donde sus patrones de naturaleza se repiten una y otra vez, para Kevin Parker era sumamente importante que la portada reflejara lo que suena dentro el contenido del álbum, donde incluso los colores juegan un papel fundamental. Dicha portada fue nominada para un premio ARIA en la categoría como a la mejor portada.

Leif Podhajsky

En gran medida es un álbum que suena mejor como parte de una misma pieza, enloquecedor pero sutil al mismo tiempo, la fluidez y su propia naturaleza nunca obstruye nuestro sentido de control a pesar de la gran variedad de detalles extraños con los que nos encontramos. Capaz de modificar texturas y estados de ánimo Innerspeaker llegó como una especie de salvavidas dentro de una corriente fuerte de agua, con canciones que logran fuertes conexiones como ‘Alter Ego’, ‘Desire Be Desire Go’, ‘Why Won’t You Make Up Your Mind?’, ‘Solitude is Bliss’, ‘Runway, Houses, City, Clouds’ o ‘I Don’t Really Mind’.

Es así como Tame Impala desde un principio mostraba un sonido propio, al que le faltaba mucho todavía por dar, con la conciencia como para tirarse al fondo del mar sin miedo a ahogarse, y que a estas alturas un grupo como Tame Impala no necesita mucha presentación, convirtiéndose al día de hoy como uno de los máximos exponentes de la psicodelia. Un debut muy sólido de artillería pesada, crudo y visceral que muestra entornos intensos, pegajosos y reconfortantes.

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Salvador Medina

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