Texto por: Abigail Márquez
Fotos por: Jorge Gómez
La oscuridad descendió sobre el Foro Independencia cuando UADA, la banda de Black Metal originaria de Portland, Oregon, desató su hechizo sonoro ante una audiencia sedienta de misticismo y poder. Bajo un manto de humo, luces frías y siluetas encapuchadas, el cuarteto norteamericano ofreció una noche vibrante, intensa y profundamente atmosférica que quedará tatuada en la memoria de los asistentes.
Entre la penumbra y la catarsis.
Desde su fundación en 2014, UADA (que en latín significa “embrujado” o “encantado”) ha construido un camino ascendente en la escena del Black Metal contemporáneo. Con una discografía sólida que incluye su explosivo debut Devoid of Light (2016), el aclamado Cult of a Dying Sun (2018) y el hipnótico Djinn (2020), la banda ha logrado lo que pocos en tan poco tiempo: consolidarse como un referente dentro del black metal melódico y atmosférico.
Su estilo recuerda a titanes del género como MGLA, Dissection o Inquisition, pero con una identidad propia marcada por pasajes melódicos envolventes, estructuras hipnóticas y un aura ceremonial que trasciende lo musical para convertirse en experiencia ritual.
El ritual en Guadalajara.
El Foro Independencia, conocido por ser un bastión de la escena alternativa en Guadalajara, se convirtió en el templo perfecto para la misa negra que UADA tenía preparada. Sin apenas palabras entre canciones —fieles a su estilo hermético—, los músicos dejaron que su música hablara: riffs filosos como dagas, baterías explosivas y una atmósfera que transportó a todos a paisajes sombríos, oníricos y desolados.
Temas como “Natus Eclipsim”, “Cult of a Dying Sun” y “Djinn” hicieron retumbar el recinto, combinando furia con un extraño y profundo lirismo. Cada nota fue ejecutada con precisión quirúrgica, pero con una pasión que traspasaba el telón de las capuchas y la oscuridad.
Más que un concierto, una invocación.
Lo que UADA logró en Guadalajara fue mucho más que un show. Fue una invocación. Una comunión entre músicos y audiencia que no necesita palabras, solo acordes, texturas sonoras y un aura que hiela la sangre tanto como enciende el espíritu.
A once años de su formación, UADA sigue demostrando que el Black Metal no está muerto ni dormido: está mutando, creciendo y hechizando a nuevas audiencias con una propuesta que es tan brutal como bella.
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- La comunión entre músicos y audiencia.
- La atmósfera que transportó a todos a paisajes sombríos, oníricos y desolados.