Texto por: César Ruiz
Fotos por: Luis Alberto Pérez
Desde que salió a la luz pública en la década de 1980 como parte de Alcatrazz, David Lee Roth’s Band y Whitesnake, Steve Vai se ha hecho un nombre como un guitarrista virtuoso. Habiendo seguido adelante con una carrera en solitario en la que grabó varios álbumes instrumentales, Vai se mantiene ocupado, y sigue recorriendo el mundo para entretener a innumerables entusiastas. Este concierto en el Teatro Diana fue su tan esperado regreso a Guadalajara después de 10 años de ausencia.
Para una calurosa noche de martes, el aforo era algo incierto; sin embargo, el maestro logró agotar localidades, aunque buena parte de los asistentes llegaron una vez comenzado el evento.
El montaje en el escenario lucía muy básico, sin embargo, una vez que salió la banda al escenario, las máquinas de humo, el juego de luces y las proyecciones en pantalla lograron crear un ambiente intimista en donde Steve y su banda estaban listos para hacer gala de su extraordinario talento musical.
El show dio inicio con una pieza de su álbum Inviolate (2022), propia de la actual gira, “Avalanche”, rápida, eufórica y melódica, y la más apta para captar la atención del público, seguida por “Giant Balls of Gold” de ritmo contundente y que sirvió de lienzo para que Steve hiciera «hablar» a su guitarra.
Luego de presentar a la banda: Jeremy Colson en la batería, Philip Bynoe en el bajo y el más nuevo integrante, el también guitarrista Dante Frisiello, junto con Vai, nos llevaron a la década de los 90’s con “Tender Surrender”, una suerte de blues que pasa por diferentes fases, desde la armoniosa tranquilidad hasta la excéntrica estridencia, en fin, el tipo de cosas que el señor Vai mejor sabe hacer.
Se suele decir que un buen guitarrista se reconoce cuando puede hacer sonar bien una guitarra sin distorsión, claro que Steve no tiene nada que demostrar, sin embargo “Candlepower” canción algo funky con guitarra limpia nos dejó en claro que domina ambos terrenos, sin el uso exagerado de delays o efectos que hagan el trabajo por él, lo que escuchábamos los presentes provenía solo de su instrumento y de sus manos.
Durante el show, cada músico tuvo la oportunidad de hacer un solo, y cada uno muy a su personal estilo. En todo momento el público se mostró animoso y con una gran empatía con todo lo que sucedía en el escenario.
A mitad del show se proyectó un extracto de Vai en la película de Crossroads, con Vai interpretando el solo en persona; le siguió la heavy “Bad Horsie”, para luego dar paso a los sonidos etéreos de “I’m Becoming”.
Para la parte final del show el setlist incluyo temas de su álbum clásico Passion and Warfare (1990), iniciando con “Liberty” para luego soltar una de las mas ovacionadas y esperadas por todos, “For the love of God”, en la cual Steve invito a su técnico de audio a cantar, generando así, otro de los momentos excepcionales de la noche.
Los asistentes a este show presenciaron una cátedra de vasta musicalidad, sobre cómo moverse por todo el diapasón de la guitarra, interactuando con sus diferentes elementos, el volumen, las pastillas o el tremolo, para generar sonidos que, sin la creatividad de Vai, serían casi que imposibles de imaginar. Sin duda, su paso por esta ciudad dejara una huella indeleble en la memoria del público tapatío.
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¿Qué te pareció la presentación de Steve Vai en el Teatro Diana?
- Lo sencillo y cercano que se portó Vai con el público.
- Buen precio de boletos por ver a Vai
- El público siempre será clave, y en este caso hubo un gran ambiente.
- El dia que se hizo el show, ocasionó llegada tarde de asistentes.
- Algunas personas que hablaban demasiado durante el show.
- Montaje en escenario muy básico, aunque eficiente.