Texto por: Andres Solis
Fotos por: Michel Reyes
La primavera nos recibió con una oleada de calor a veces molesta; el sudor se hizo presente al usar la mochila y el sol es intolerable cuando salimos a mediodía. Pero esta calidez también nos obliga -de buena manera- a sacar otra vez nuestra ropa veraniega: Las camisas hawaiianas, los shorts y faldas. Al hojear mi clóset y ver estas camisas me vinieron muchos recuerdos a la cabeza, muchos de ellos musicalizados por Las Ligas Menores. Un coctel de emociones y nostalgia.
Esta nostalgia llegó a su clímax el viernes. La gente ya empezaba a hacer fila para abarrotar el Rooftop del C3. Muy óptimo lugar para el slam que se esperaba y para no sofocarnos con la calidez de la banda, el público y el mismo calor de primavera. Una vez dentro, la gente ya se postraba firme en la platea, esperando a los argentinos.
Algo que hay que resaltar muchísimo de las producciones de El Brillante, gestionadas en Guadalajara por Catharsis, es la exagerada puntualidad con la que cuentan. Se agradece bastante.
Pues así, siguiendo exactamente el cronograma publicado durante esa misma tarde en redes, Las Ligas Menores salieron a escena 22:01. La euforia del público, en su mayoría jóvenes, se empezó a desbordar y manifestar en gritos, brincos ligeros y una que otra playera dando vueltas como hélice.
En la entrevista que tuve con ellas, me comentaron que no ha sido tan sencillo gestar desde cero una banda completamente independiente, y con justa razón. Sin embargo, esto mismo las ha ayudado a salvaguardar el proyecto, a que no se traspapelen ideas y a que sea lo más cercano posible a su visión original de la banda.
Esta naturalidad se nota en cada acorde, cada verso y cada golpe a los bombos. Una energía que nos hacía olvidar que ya llevaban más de una semana en México con varios shows y kilómetros de carretera por detrás. Fue de esos conciertos donde sientes una vibra especial, una conexión bonita y real, entre los gritos de la gente empujándose en la platea como los que estaban desde atrás con una cerveza en la mano.
Algo que verdaderamente disfruto del Rooftop del C3 es la cercanía que supone, porque aún así llegues tarde, siempre tendrás un buen lugar. Y esto para Las Ligas Menores significa un atinado dardo en el blanco: Generaron un ambiente de confianza increíble, de conexión banda-público que agradecemos de corazón desde el primer minuto de la puesta en escena.
La noche se iba terminando y los argentinos se miraban cada vez más eufóricos, sin denotar alguna gota de tristeza, y aunque la nostalgia de las letras de Anabella se hacía presente, la entrega por parte de la comuna formada en la terraza del C3 no dio cuenta de ello. Para bailar mientras lloras, diría aquel cantautor español.
Al final del día, se agradece también que, gracias a la puntualidad de los eventos, podamos salir temprano del venue y hasta alcanzar bici o tren para el regreso a casa. La euforia y éxtasis del show de Las Ligas Menores sigue vivo, en pie, firme y latente para poder seguir el día a día, mirando hacia atrás y pensando en todo lo que ha pasado para estar acá. «Y de la manera más feliz, así te voy a recordar».
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¿Qué te pareció la presentación de Las Ligas Menores en el C3 Rooftop?
- Puntualidad.
- Foro ad hoc para el evento.
- Química mutua.
- El audio de C3 no suele ser el mejor.
- Corte de luz a medio set.