Por: Michelle Freyria.
Medias de red, ojos delineados y atuendos negros, en todas sus variantes, era el código de vestimenta que varios asistentes al concierto del dúo griego Selofan anhelaban portar de nuevo, en espacios que reviven como el Anexo Independencia.
Después de la sequía sonora, que provocó la llegada del COVID-19 sobre todo en géneros como los que interpretan Joanna y Dimitris, su presentación fue un oscuro alivio para los asistentes, llenaron el espacio a más de la mitad.
El acceso fue fácil y ordenado, cumpliendo con los protocolos de las autoridades sanitarias, como el uso de cubrebocas al ingresar, la muestra de certificado de vacunación e INE.
Los que llegaron temprano decidieron pasar a la terraza del venue para echar un taco o un cigarro, en lo que llegaban los amigos y en el escenario sonaba la propuesta nacional de Red Industrie.
El turno seguiría para Qual, proyecto solitario de William Maybelline, de la banda Lebanon Hanover, que fue recibido con una ovación y conectó con el público a través de sonidos crudos e industriales. Maybelline portó un atuendo de vinil negro y guantes y con energética presentación puso a todos a bailar y listos para la llegada de Selofan.
Con pequeños descansos entre banda y banda para salir y echar humo o ir por una cerveza helada, se notaba el gusto de coincidir y poder escuchar música en directo, de nuevo. Los abrazos y las charlas en las que se preguntaban qué vacunas les habían puesto, cuántas veces les había dado Covid y cómo se ahelaba la reactivación sonora en la ciudad, se repetían en los asistentes, hasta que los primeros acordes de los griegos sonaron en escena, y la audiencia se movilizó al interior del espacio para disfrutar el show.
Joanna con su característico peinado alto, atuendo de animal print y corsé, inundo la escena, que solo podía ser superada con la llegada de su voz. Mientras que Dimitri, con un sobrio atuendo negro, complementaba la visión.
El dúo compartió temas de varios materiales, resaltando su más reciente Partners in hell, así como su canción más conocida “Give me a reason”, con la que la audiencia empezó a brincar y bailar frenéticamente.
La actitud del dueto siempre fue amable y conectó con la audiencia, Joanna en un momento de la noche sacó un pequeña langosta roja de juguete y se la mostró al público en torno tierno y juguetón, mientras que Dimitris hizo cambios de instrumento entre bajo y saxofón complaciendo a la audiencia.
La teatralidad de la banda, junto a su oscuro y elegante sonido, así como iluminación en tonos rosas, rojos y azules, crearon una noche poética en la que la complicidad oscura de los músicos fue compartida con los asistentes, que anhelan la oleada que se avecina de conciertos de agrupaciones de géneros musicales oscuros, como el post punk y dark wave, entre otros.
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- El rápido acceso.
- La actitud de los músicos con la audiencia.
- El set de Selofan fue muy corto.