Texto: Diego Rodríguez
Fotos: Abraham Rodríguez.
Han pasado más de 48 hrs pero aún siento que suena un bosque de chicharras inquietas al interior de mis oídos. Son los estragos del Spring Fest, ni más ni menos. Un festival que en su tercera edición logró reunir en un cartel a cinco bandas amantes del estruendo y encabezadas por Los Viejos, una de las tres bandas capitalinas que vendrían a tirar con su estridencia los muros del Anexo del Foro Independencia.
Son las ocho veinte y todavía no oscurece. En las cercanías del Foro Independencia ya hay movimiento, al estacionamiento ya no le caben más vehículos, a la carretilla que vende choripanes afuera poco a poco se les van acercando los clientes, personas, criaturas ataviadas de negro preparándose para el ruido y la noche. Hay casa llena. En otro evento paralelo, Inadapta2 y Oveja Negra harán lo suyo al mismo tiempo que sucede el Spring fest, ambos escenarios, ambos espectáculos, ambos públicos separados llanamente por paredes.
Acá, de este lado, por fin llegaba la lista para los accesos. Para ese entonces Nito Escalante y secuaces ya estaban arriba del entarimado inaugurando oficialmente las actividades del festival. Anti Nada escurrió su sonido garage por nuestros oídos mientras, por allá, el Viejo Eustaquio, ya había abandonado su bastón para atender a la raza que se acercaba a cada rato para comprarle merch de su banda, o mínimo para enfadarlo con dos o tres preguntas.
Hay una energía diferente en los toquines de punk, esa atmósfera de cooperación, de solidaridad, se percibe desde lejos. Todos sonríen, todos celebran, algunos apresuran la bebida, otros fuman. No veo rabia aquí. Quizá eso esté reservando para la hora de dejarlo todo en el mosh.
Sólo hubo tiempo para un respiro, y antes de que me dieran el cambio de la chela que había comprado ya estaban tocando Los Bluejays, quienes se encargarían de representar a la comarca local con riffs sicóticos manchados de un punk noventero. Para ese entonces el público empezaba a llenar los huecos del salón, complicando la tarea de encontrar rostros conocidos. Porque siempre en estos eventos uno siempre coincide con alguien.
Quizá fue la nostalgia de ver reunidos a los tres, o los recuerdos de adolescencia, o simplemente las ganas de comprobar que son de carne y hueso, que poseían un rostro, que no eran un mito, como creías que eran cuando te los presentó un cuate de la secundaria y te prestó un cd de ellos (“quemado”) y que decía con plumón “La vieja escuela”, quizá fue lo que finalmente completó la experiencia. Fue así como en su regreso a los escenarios, Puerco llegaba a buen puerto para ceder el paso a las dos bandas de la capital que saldrían a completar esta comida de cinco tiempos.
Entonces entrábamos a la parte seria de la noche.
El plato fuerte.
Quedaban solamente dos platillos por engullir. Este penúltimo prometía dejarte con intensos Dolores de Huevos, pero habría que probarlo de todas maneras. ¡Y vaya que valió la pena el sacrificio, pues qué pedazo de show presentó este quinteto! Banda cuyos integrantes han dejado de lado sus respectivas bandas y glorias del pasado (Austin TV, Allison, Finde, Tungas) subieron al escenario y por momentos lo tornaron algo muy histriónico, la teatralidad se desbordaba en cada una de sus canciones.
Ellos venían a presentar su más reciente trabajo titulado Crisis mental/Crisis de conciencia, aunque también repasaron temas más antiguos. Hay en su sonido algo que remite al mathrock de Austin TV, cuyo exintegrante ahora no está en la batería y en cambio emplea la guitarra como arma de destrucción.
Monolo, el bajista y vocalista, estaba demostrando un histrionismo sobresaliente cuando tropezó con una sección de la batería a mitad de una canción, situación que lo hizo enredarse en los cables y terminar maniobrando su instrumento en el suelo. Quizá calculado y también como parte del espectáculo. Pude definirlos con una palabra y evitar toda la chorrera anterior: fenomenales.
Maya E.T.
Era cerca de la media noche y a Jacobo y Eustaquio les empezaron a salir del cuero cabelludo unos mechones canos, la piel se les hizo pasita y se empezaron a poner hostiles. Ya convertidos en ancianos y dado a su edad, tardaron una eternidad en llegar al escenario, pero una vez ahí, la transformación estaba dada. Volvieron a su insolencia habitual y saludaron a la audiencia: “¡Qué onda pinches guangos!”, también mencionaron que hacía un calor de la chingada tocar detrás de esas máscaras ancianas pero que todo lo hacían por “¡la bandaaaaaaaa!”.
La guitarra era una ametralladora y la batería estaba tomada por un poseído.
Tocaron por fuerza las cuatro rolas del EP Green Screen, que incluye “Maya E.T.”, una joya de pieza que refiere a vínculos prehispánicos y extraterrestres.
Una hora de espectáculo de unos Viejos infatigables. La guitarra seguía siendo una ametralladora y la batería seguía tomada por un poseído.
Terminaba el show. Empezaba el verano.
Afuera, el puesto de choripanes se retiraba discretamente. Todo eran carcajadas y risas y comentarios finales. Una voz anunciaba que el after sería en La Oficina. Así terminaba la tercera edición del Sping Fest, quedadando con una vara alta para su siguiente edición.
Coméntanos y califica abajo ¿Que te pareció la 3ra edición del Spring Fest en el Foro Independencia?
- La asistencia.
- El regreso de Puerco.
- La convivencia y el ambiente.
- No hubo nada malo.