El culto al rock y el misticismo de Ray Coyote 

Texto por: Kinne González

Imágenes por: Desireé Ramírez

Como se tenía anunciado, el pasado 22 de octubre a las 8pm se llevó a cabo uno de los eventos más esperados en la ciudad. Nada más y nada menos que el regreso de Ray Coyote a los escenarios de la mano de Chesdana en el ya conocido recinto C3 Stage en Guadalajara. 

Después de que por motivos de contingencia sanitaria se tuviera que re agendar la fecha inicial del concierto, por fin se pudo lograr ¡y qué manera de hacerlo! ya que debido a la pausa obligada a la que la agrupación se tuvo que someter, esta presentación fue muy significativa para cada uno de los integrantes, por lo que para este especial momento se prepararon no solo los 6 habituales, sino que llegaron acompañados por un ensamble de percusiones que permitió que el resultado fuera avasallador en cuestión sonora y energética. 

En un principio los asistentes disfrutaron de la propuesta electro pop de Ale Aldana, mejor conocida por ser el rostro detrás de Chesdana, quien durante el tiempo en el que se adueñó del escenario entregó la parte más sincera de lo que ella es a través de la potencia y dulzura de su voz.  Constantemente acompañada de cuatro bailarinas y demostrando una habilidad vocal incomparable, generando un delicado equilibrio entre mezclarse hermosamente con los coloridos fondos proyectados detrás del escenario (los cuales te invitaban dejarte llevar por la delicada sensación de perderte en los movimientos tan sutiles como sensuales de quienes se encontraban interpretando) y romper con toda estructura luciendo y sonando tremenda e imponente al llevar su micrófono en mano. 

Momentos después todas las luces se apagaron y las ovaciones previas se convirtieron en murmullos cuando nuevamente se proyectó al fondo del recinto, el mítico símbolo que predomina en la vestimenta de la mayoría de aquellos que acuerpan el recinto: La Serpiente. La anticipación que se había generado con bastante antelación explotó dentro del auditorio resultando en una descarga descomunal de energía tan distinguible de cualquier otro fanbase ya que los consideran una banda icónica, casi mítica.

Sin mayor preámbulo, una vez que las figuras a contraluz subían al escenario y se posicionaron en sus lugares, comenzó lo que se puede describir únicamente como una explosión de estridencia e ímpetu perfectamente dirigida a través de potentes composiciones y letras incomparables. 

Cada uno de los músicos se entregaba más al frenesí que el otro, liderados por su vocalista Pablo Barba cuando comenzó a sonar lo que ya se ha denominado anteriormente como hipnótico y místico rock tomando la forma de “Massvax”, la primer canción del repertorio para la velada. 

En cada canción se podía escuchar y ver la entrega de este proyecto, que arremete desde una interpretación honesta y cruda, abriéndose paso a través de las peripecias que puede representar dedicarse a crear puro y duro rock and roll. Una banda brutal con una entrega completa en el escenario, sin contención alguna y con una proyección furiosa hacia su audiencia, el cual le regresa esa misma energía al corear cada letra y ovacionar al final de cada una de sus canciones.

Presentando una cosmovisión totalmente entrelazada entre su música, sus letras y las personas que los rodean, esta agrupación mantiene en alto un llamado al respeto y al amor entre los seres humanos y su entorno, imaginando el arte desde la creencia de que éste puede cambiar y transformar todo lo que está mal en el mundo, desnudan así sus pasiones de la manera más ecléctica para contagiar de su mensaje a todo el que lo escuche. 

Finalmente, al concluir el recital, los integrantes de Ray Coyote literalmente se dejaron atrapar por el público para recorrer el espacio en el que se acababan de presentar surfeando en los brazos de la multitud. Una vez que regresaron concluyeron decidieron bajar y saludar a cada uno de los fans que quisieron acercarse a ellos, dando un ejemplo muy singular de la conexión que han creado con todos los que comparten su amor por la música y aquellos que creen fervientemente que esta agrupación merece tener un lugar propio en la historia músical local. 

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