Texto por: Andrés Solis
Imágenes por: Diego Reyes
La tarde/noche del jueves 14 de noviembre fue fría. La Perla Tapatía tenía una atmósfera nostálgica y lúgubre, pero sin llegar a lo triste. Todo era perfecto para esa noche. Interpol y Franz Ferdinand regresaban a la ciudad después de 2017 y 2018 respectivamente sin tenerlos por acá.
Mi llegada al Auditorio Telmex fue tranquila, la entrada al recinto fue fluida y sin ningún contratiempo. Las personas allí presentes se miraban impacientes, emocionadas, era una muy bonita postal.
Para sorpresa de muchos, Interpol abrió la noche. Un set de una hora con cinco minutos fue lo que los neoyorquinos nos brindaron en este íntimo concierto. La noche comenzó con un clasicazo, C’Mere, misma que sirvió para calentar los motores de los asistentes y dar a entender que este sería un paso por toda su carrera. Durante toda su presentación, las personas miraban con atención cada movimiento de los Banks y compañía, volteaba a ver a las personas y parecían hipnotizadas en ocasiones, y otras bailando y brincando. Esta última euforia es lo que más me agrada de los conciertos. Me pone muy bien ver a jóvenes y adultos gritando sus canciones favoritas, bailando y portando sus playeras de la banda. Todo muy bonito.
Con rolas provenientes del aún precoz Marauder, Interpol consolidó la noche como uno de los mejores conciertos que hemos tenido en el año. El amor de la banda por nuestro país es inigualable. Todos los músicos sobre el escenario se mostraban cómodos, como si estuvieran en casa.
If You Really Love Nothing, The Heinrich Maneuver, NYC y PDA sonaron de manera consecutiva, demostrando nuevamente que este sería un viaje en el tiempo, a recordar cuando escuchabas aquellos discos en tu secundaria o prepa. Justamente aquí fue cuando comenzó la nostalgia del evento, porque si algo sabe hacer bien Interpol y su post-punk enérgico es ponernos sumamente nostálgicos (o al menos a mí sí me pasó).
Evil y The Rover marcaron el fin de la primera mitad del show, un concierto que pintaba para ser inolvidable (spoiler: lo fue). El momento de completa catarsis de la noche fue cuando el pianito inicial de Rest My Chemistry inundó las bocinas del foro. Todo la gente gritó de emoción con cada acorde, cada nota y rasgueo. ¿Recuerdan que les dije que la gente parecía hipnotizada? Pues pasó nuevamente, pero esta vez hasta a mí me pasó. Sólo me quedé postrado mirando hacia el escenario, viendo aquellas letras grandes que decían “Interpol”, y las luces azules que iluminaban a la banda. Fue simple y llanamente hermoso. Un deleite visual minimalista y exquisito.
Narc, The New, y el clásico Slow Hands prosiguieron en la lista de los neoyorquinos, para posteriormente llegar con Obstacle 1. ¿Recuerdas cuando tocabas esta rola en el Guitar Hero con tus amigos? Cuando se quedaban hasta tarde en tu cuarto jugando en el Xbox, o en el Playstation 2, con muchas papitas y refrescos, o hasta pizzas. Qué hermosos recuerdos.
Para cerrar aquella noche de nostalgia, Jail y Stella fungieron como las finalizadoras del concierto. Fue sin duda un concierto íntimo, que significó mucho para algunos de nosotros, y para la misma banda en sí. Una banda totalmente feliz y agradecida con el público mexicano fue lo que vimos aquella noche. Grande, Interpol.
Setlist de Interpol:
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Pero hey, aquí no termina la noche. Franz Ferdinand se apoderó del escenario del Auditorio Telmex y vaya de qué manera. La energía desbordaba de cada miembro de la agrupación, eso era muy notable. Clásicos de la banda y del rock británico en general como No You Girls y Matinee dieron inicio a este festejo. Las ansias de la gente eran tal que podría decir que fue la banda más esperada de la noche. Un despliegue de luces impresionante y unos visuales simples pero envidiables acompañaron a la banda durante su más de una hora de show.
La gente brincaba y gritaba los éxitos de los escoceses. Rolas como Always Ascending, Do You Want To y Evil Eye nos dieron nuevamente un paso al pasado, pero al menos no fue tan nostálgico como hace rato, ya que la banda se esforzaba por mantener a su público lo más activo y atento posible.
La noche continuó ecléctica con los sonidos retro futuristas de la banda, las guitarras y sonidos eléctricos caían como lluvia sobre los asistentes. La banda se veía feliz, alegre, demasiado conforme y cómoda sobre el escenario. La gente poco a poco iba siendo parte del espectáculo conforme avanzaba. Los teclados hicieron de las suyas también, dándole un toque suave a la enérgica presentación.
Rolas como Lazy Boy, Michael, Black Tuesday, Darts of Pleasure y Lucid Dreams dieron más vida aún a los asistentes. Todo el mundo brincaba y se llenaba de una vibra impresionante, que nunca había visto antes en un concierto, y vaya que he estado en muchos.
Para cerrar la noche, no podía faltar el clásicazo Take Me Out, una de las más esperadas del público esa noche y que parecía que daría fin a aquella noche, pero no fue así. Para ahora sí dar fin a este conciertazo, sonó This Fire. En un momento de la rola, todos los asistentes y la misma banda se agacharon, fue entonces cuando sonó la frase “this fire is out of control” que en serio todo se salió de control; gente gritando, brincando, cervezas volaron por el recinto. Fue una excelente despedida del evento.
La noche del 14 de noviembre de 2019 quedará marcada como la visita de dos colosos de la música, del rock. Tuvimos sobre el mismo escenario a Interpol y Franz Ferdinand, bandas que han marcado décadas y que lo seguirán haciendo, cuyo legado va más allá que el de simple música.
Setlist de Franz Ferdinand:
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Coméntanos y califica abajo. ¿Que les pareció el dual concert de indie-rock?
- El setlist de ambas agrupaciones fue un recorrido por toda su carrera. -La química entre las bandas y el público.
- La química entre las bandas y el público.
- El precio de los boletos no fue elevado tomando en cuenta el calibre de las bandas.
- El foro no fue el más óptimo. Quizá el Patio del Auditorio hubiera sido mejor opción.