Texto por: Paola Mendoza
Un murmullo sostenido se escuchaba desde la avenida Chapultepec, todavía sin dar vuelta en Vallarta, el ambiente se percibía distinto, esta noche el C3 Rooftop fue el escenario de una oda a la colectividad, un ritual encabezado por el músico español, Muerdo.
A las 20:20 horas comenzó el show. El primero en tomar la tarima fue el tapatío Terraplen, quien encendió los ánimos de los presentes en el recinto, pocas noches de miércoles se ven tan llenas como el espectáculo que convocó Pascual Cantero.
Minutos antes de las 21:00 horas, con un C3 Rooftop a reventar, Muerdo y su banda, un pianista, un guitarrista y un saxofonista, se subieron al escenario para iniciar el recorrido del tour “Gira y todo cambia”, la ciudad de Guadalajara fue la primera parada de esta gira que planea recorrer toda América Latina.
Sin más, el artista español aperturó la velada con “Sendero”, de poco a poco la vibra iba en aumento, los presentes comenzaban a mover sus pies, sus manos, y cada extremidad de su cuerpo, este ritual musical nos pondría a bailar y su sudar la gota gorda.
Pascual aprovechó cada momento disponible para hacernos saber la alegría que le traía regresar a tierras tapatías, a México, a un espacio en donde siempre es bien recibido y apapachado.
Canciones como “Claridad” y “Canto de Paz” se abrieron camino al canto de una sola voz, o ciento de ellas, todo el venue coreaba los mayores éxitos del cantautor, mientras el ritual se iba aproximando a su punto de pique.
Antes de regalarnos unas rolitas en fan service, Muerdo aprovechó para calentar los motores con una charla íntima sobre el amor, el amor propio como impulso y salvación, de ahí nos tiró canciones como “Tendré Canciones”, “Vas a Encontrarte” y “Lejos de la Ciudad”.
Entre los coros y las chelas, ya nos sentíamos uno con los compas de nuestro lado, todo fluía, todo convergía y de repente, nos pidieron silencio. Muerdo tomó el micrófono para entonar “Desaparecidos”, una rola que nos erizó la piel hasta el último segundo, para culminar con homenaje a quienes ya no están, pero nunca se han ido.
La segunda mitad del show fue pura fiesta, montado en el espíritu de la absoluta alegría, Pascual trajo al escenario a su compa Luis, con quien se aventaron a dúo “Semillas” y el arranque de “Llegué Hasta Ti”.
Antes de comenzar a cerrar el show, Muerdo nos ayudó a echar para fuera las malas vibras, y atraer a nosotros todo eso bueno de la vida.
Entre el calor del momento, cuando menos lo esperábamos, al ritmo de “La Canción de la Carretera”, el cantante saltó del escenario a los brazos del público, decenas de fanáticos le dieron el tour completo por el C3 Rooftop, mientras su banda continuaba la tocada.
Casi sin querer irse, Muerdo continuaba extendiendo la noche, mientras parecía que estaba por cerrar, nos regalaba más música, “Los Cuarenta” y “A Volar” parecían ser el cierre del ritual musical.
Sin embargo, antes de despedirse nos regaló una canción íntima en medio del público, un último aliento entre los suyos y los nuestros.
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