1349: Devastadores en la Oscuridad con su presentación en Guadalajara

El pasado viernes, la oscuridad se apoderó del Foro Independencia en Guadalajara, donde la banda noruega 1349 desató su furia musical como parte de la gira Latin America Hellfire 2025. La producción, a cargo de Cacique Entertainment, hizo posible que un puñado de afortunados tuviera acceso a una experiencia brutal e inolvidable.

A las 9 de la noche, el lugar, aunque apenas con una escasa asistencia, vibró con la inminente llegada de la calamidad sonora. Las luces se apagaron súbitamente, y en medio de la penumbra, dos integrantes de la banda emergieron como espectros de un mundo en llamas, escupiendo fuego y marcando el inicio de un espectáculo que prometía ser devastador.

Frost, el aclamado baterista conocido también por su trabajo en Satyricon, asumió su puesto junto a Sidemann y Archaón, quienes ofrecieron un despliegue de habilidad y potencia en sus respectivas posiciones. El micrófono fue dejado en manos de Ravn, cuya voz resonó con una profundidad abismal, conectando de manera visceral con el limitado pero apasionado público.

El ambiente era un verdadero festín para los sentidos: humo que simulaba la bruma del inframundo, luces rojas y azules entrelazándose, y destellos que convertían el escenario en un ritual oscuro. 1349 no perdió tiempo y comenzó con “Riders Of The Apocalypse”, arrastrando a todos en un torbellino de riffs y beats implacables. La noche siguió con “I Am Abomination”, tema de su reciente álbum *Hellfire*, que había sido lanzado solo unos meses antes.

Los presentes, completamente hipnotizados, levantaban los puños y las manos cuernudas, respondiendo al llamado de Ravn, quien lideraba este ritual sonoro con energía contagiosa. “Blood is the Mortar” y “The God Devourer” resonaron como himnos apocalípticos, antes de acercarse al clímax del show.

Después de una hora de pura devastación auditiva, Ravn preguntó: “¿una más?”, y así sellaron la noche con “Abyssos Antithesis”. Una vez concluido, todos los miembros de la banda tomaron el escenario para rendir homenaje a un público que había sobrevivido a la tormenta. Frost, en un acto de euforia, lanzó tres baquetas, que fueron reclamadas en una feroz batalla, convirtiéndose en los trofeos de una noche memorable.

La oscuridad se retiró lentamente, pero el eco de 1349 resonaría en Guadalajara, recordándonos que, a veces, lo devastador también puede ser extraordinario.