Texto: Kinne González
Fotos: Miguel González
El pasado 5 de diciembre, una inmensa fila de fanáticos se fue congregando a las puertas del Foro Alterno, donde minuto a minuto se incrementaba la expectativa por ver a dos grandes bandas de la escena del metal estadounidense, nada más y nada menos que Trivium y Slipknot, quienes llegaron a tierras tapatías por primera ocasión para cerrar con broche de oro las actividades del Festival Hell and Heaven Open Air, el cual tuvo lugar el fin de semana previo.
Como si no hubiera sido suficiente pasar 3 días de escuchar a leyendas del género, reunidas en un solo lugar, el cansancio no detuvo a los que se quedaron con ganas de más estruendo, por lo que entre puños al aire era muy fácil distinguir a aquellos que aún tenían consigo sus pulseras de acceso del evento anterior, mientras que olas de personas entraban entusiasmadas, y con el anhelo de encontrar el lugar perfecto alrededor del escenario para no perderse ningún detalle del show.
Trivium, banda originaria de Orlando y quienes precisamente llegaron a Guadalajara después de su exitosa presentación del sábado en el Festival Hell & Heaven, fueron los encargados de calentar los motores, cargando de euforia y energía a los asistentes con un potente setlist compuesto de grandes canciones como “Silence in the Snow”, “Amongst The Shadows & The Stones”, entre otras, para finalmente cerrar su presentación con “In Waves”,
En punto de las 20:30, envueltos en la característica calma que antecede la tormenta, todos los asistentes se encontraban a la espera del acto principal, entre conversaciones casuales y algunos silbidos ocasionales, el silencio por poco se apoderaba de la atmósfera, sin embargo, con el despliegue de una pancarta que alcanzaba a cubrir la totalidad del escenario con el sello de Slipknot, las ovaciones no se dejaron esperar y a los pocos minutos, el estruendo llegó cuando la inconfundible voz de Corey Taylor saludó a la audiencia.
Una vez que la pancarta reveló lo que se escondía detrás, la impactante presencia de los 9 integrantes de esta banda fue suficiente para que el público comenzara a lanzar sus bebidas, brincar y crear el caos tan esperado. Amigos, parejas y colegas se empujaban unos a otros con cierta fraternidad, en su forma personal de disfrutar los acordes disruptivos y retadores de la banda originaria de Des Moines.
Cada sección del escenario se encontraba gobernada por un ser enmascarado, generando el mayor despliegue de calamidades posible sin perder la métrica o el tempo. Corey Taylor, Sid Wilson, James Root, Craig Jones, Shawn Crahan, Mick Thomson, Alessandro Venturella, Jay Weinberg y Michael Pfaff, demostraron que el nü metal está más vigente que nunca y que ellos están dispuestos a llevarlo a los límites sensoriales para conmocionar a cualquiera que tenga el privilegio de verlos en acción.
Una banda que por medio de su aclamado y muy querido vocalista, transmitieron lo importante que era para ellos estar con el público tapatío, ya que durante toda su carrera no habían encontrado el momento de presentarse en Guadalajara. Así mismo, Corey aprovechaba cualquier oportunidad para invitar al público a ser parte del descontrol, comunicando en un español entrecortado aunque persistente que su sueño era poder ser lo suficientemente fluido en nuestro idioma para romper la barrera del lenguaje, detalle que sin duda alguna demostró el respeto y entrega que estos artistas tienen hacia sus seguidores, ya que la pinta de malos, en años recientes no les ha quitado la cordialidad, aún con las controversias que les rodean.
Finalmente y como es costumbre, la banda se rehusaba a abandonar el escenario, apelando a que tenían “una canción más” para los mexicanos, que estaban más que encantados con la manera en la que el show se iba desarrollando.
El cariño demostrado por Slipknot hacía México culminó con la presentación de una bandera con los colores patrios y al centro, ahí dónde normalmente se encuentra el escudo nacional, se plasmó el icono de la banda, lo que solo les valió aplausos, porras y aún más euforia de parte de los asistentes.
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- Dividir los accesos en general y preferente mediante vallas.
- Que no haya pit para foto es incómodo tanto para los espectadores como para la prensa.