Por: Salvador Medina

Our Love To Admire es el tercer álbum de estudio de la banda neoyorquina, Interpol, lanzado bajo el sello Capitol Records en julio del 2007, un disco que debía pelear contra el pasado, contra 2 álbumes que se habían encargado de posicionar a Interpol dentro de la escena independiente ¿cómo no pasar por desapercibido contra “Turn On The Bright Lights” y “Antics”? la principal misión de este disco era gritar que Interpol era más que ‘Slow Hands’, ‘Obstacle 1’ o ‘Evil’

Un álbum que en nuestro país alcanzo el primer lugar de popularidad en cuanto a álbumes internacionales, el evidente cariño que existe entre México e Interpol es añejo. A nivel internacional, “Our Love To Admire”, alcanzo el top 5 de álbumes en el Reino Unido y Estados Unidos, donde tan solo en su primera semana vendieron alrededor de 154 000 copias, para finalmente hasta el momento llevar ya 518 000 copias vendidas alrededor del mundo.

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Producido por Rick Costey, quien previamente ya había trabajado con Muse y Franz Ferdinand, y descrito como el disco más expresivo de la banda hasta ese momento, “Our Love To Admire”, contiene experimentos que eran nuevos para la banda, incluyendo a lo largo del disco un uso más intenso de los teclados, ofreciendo mayor textura canción tras canción. De extremo a extremo es un disco en el que Interpol sigue liberando sangre y tensión, pero ahora, quizá de una forma más calculadora, empezando con ‘Pioneer To The Falls’, una larga introducción al álbum que en primera instancia nos advertía del contenido explicito al que nos íbamos a enfrentar, bajo nuestro propio riesgo, con ese largo y categórico riff, acompañado de una agitada batería.

Desde un comienzo es un disco que inicia de forma arrebatadora, pues en tan solo en la segunda canción nos encontramos con ‘No I In Threesome’, ¿una acción planificada? No lo sabemos, pero en tan solo dos canciones, “Our Love To Admire” dentro de su misterio y bajo perfil ya nos dio 88 cachetadas y 33 miradas profundas de asombro, esa, la famosa canción de la frase “And life is wine”, nos evoca a automáticamente sostener una copa de vino, del que sea, y perdernos sin control al menos por una noche, a través de ecos y sonidos que son imposibles de no abrazar con todas las fuerzas.

Un pequeño receso llega con ‘The Scale’, pero inmediatamente ‘The Heinrich Maneuver’, nos hace mover los pies y la cabeza, quizá la canción más álgida del álbum, entregándole a Interpol una canción más de su amplio catalogo distintivo, un clásico que podemos identificar desde el primer segundo. Esa formula inexplicable de entregar nostalgia esperanzadora, que lejos de tumbar tiene algo que te mantiene de pie, llega ‘Rest My Chemistry’, la amalgama perfecta entre sabiduría y arrepentimiento, el hartazgo a los excesos y la conciencia de que estos existen, versos claros como “I live my life in cocaine”, para hacernos repetir posteriormente una y otra vez “Tonight I’m gonna rest my chemistry”, a través de ese ritmo calculador  pero frenético, de esos que causan una especia de adicción, tal como lo transmite la canción.

‘Pace Is The Trick’, ‘Who Do You Think’ y ‘Wrecking Ball’ son la trilogía perfecta para darle vida a esa versión nueva y diferente de Interpol, donde dejan el tiempo pasar y que pase lo que tenga que pasar, canciones por esencia dramáticas, oscuras, con guitarras pesadas y cargadas de nostalgia, canciones que son capaces de englobar toda una cohesión musical, complementando las piezas antes mencionadas que por jerarquía son las protagonistas. El cierre es en gran medida majestuoso con tintes de teatralidad, ‘The Lighthouse’, emotivo, largo y melancólico, es la canción encargada de cerrar la gran obra de la banda neoyorquina, con una categoría sublime, donde las revoluciones que en determinado momento estaban a tope se calman, y parece no haber nada más en nuestra cabeza.

Después de 13 años el álbum sigue sonando como un rotundo éxito, vigente y que no parece envejecer, con la principal fuerza de que “Our Love To Admire” radica en parecer una historia contada a través de 11 capítulos, un material que en conjunto es abrumador y que puede ser complejo de digerir pero siempre al final nos encontramos en ese cúmulo de emociones que no podemos controlar, ese mundo subterráneo que nos domina y que en esa fragilidad encontramos al mismo tiempo una luz al final del túnel, una satisfacción inexplicable, es lo más parecido al mensaje de un doctor “explicando que no hay explicación”, un duro golpe, pero que no sabe tan mal, y que siempre estará listo para recibirnos, abrazarnos y acompañarnos.

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Revive los 11 temas de Our Love to Admire

Salvador Medina

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