Por : Andrés Solis

Durante décadas, siglos, milenios, grandes mentes se han estado preguntando el por qué de la vida, del amor, de la muerte, del todo y del nada. Y aunque en eso se basa la filosofía, hay una pregunta que aún tiene en duda la mayoría del pueblo mexicano, una pregunta que sigue causando incertidumbre sin importar el paso de los años: ¿Cuál Porter es mejor, con Juan Son o con David Velasco?

Bueno, seguramente ustedes también han tenido esta plática, discusión o hasta debate con sus amigos, parejas, familiares o hasta algún «vato» pedo en el concierto de Porter (me pasó), pero neta, jamás llegan a un acuerdo, porque por más que se intente mantener la cordura, siempre terminarás discutiendo o diciéndole al otro «eres un pend3j!#», pero tranquilo, aquí trataremos de averiguarlo.

De más está decir que Porter es una de las agrupaciones más multifacéticas, conceptuales, cultas y experimentales que ha dado la ciudad de Guadalajara y México en general, y este último rubro es el que quiero resaltar.

ADVERTENCIA: Antes que nada, tienes que entender que esto es un análisis basado en nuestra percepción de la banda Porter. En ningún momento decimos que lo que aquí se dice es la verdad absoluta, así que por favor evita comentarios de odio. Sin más, comencemos.

La era de Juan Son (2004 – 2013)

Porter lanzó por allá del 2004 lo que sería su debut, un disco que en su tiempo no llamó tanto la atención a nivel nacional. Los clásicos Daphne y Espiral vieron la luz del día, himnos que hasta el día de hoy se escuchan en los conciertos de los tapatíos (bueno, Daphne no tanto pero está bien chida).

No fue hasta 2007 que Porter llegó a su cúspide con uno de los álbumes más emblemáticos de los millenials tapatíos: Atemahawke.

Ahora tomemos de base estos dos discos: lo que caracterizó en sus inicios a Porter fue la experimentación, porque cabrón, ¿has escuchado el coro de Host of a Ghost, o hasta has visto el video? Tiene todo lo necesario para incomodarnos. Es una canción que fácilmente podemos definir como «rara», como toda la banda. He aquí la magia de Porter.

Si bien toda la banda es brutal a la hora de componer, la mayor parte de esta excentricidad sonora y vocal se la debemos a Juan Son, pues me atrevo a decir que este carácter experimental Porter lo acuñó de Juan, y no digo que esté mal, al contrario.

Sin embargo, hay un par de contras. Jamás tuve la oportunidad de ver a Porter en vivo mientras Son era vocalista, pero a lo que cuenta la gente que sí los vio y por lo que se puede apreciar en las presentaciones que tienen grabadas, Juan tomaba mucho protagonismo, siento éste el estandarte máximo de la banda, cuando no debía ser así, pues Porter es una banda.

Así pasaron los años, Porter siguió escalando peldaños dentro del país y hasta fuera de, tocaron en Coachella 2008 quiero que sepas. Mucha gente los conoció en Telehit, por amigos en común o cuando le abrieron a cierta banda llamada The Srokes, en la Arena VFG.

Llegó el 2013, donde figuraban como acto estelar en el Vive Latino. Soltaron los horarios y Porter era el antepenúltimo acto en el escenario principal, justo antes de Yeah Yeah Yeahs y Underworld. Fue allí donde tenían 50 minutos en su set. No sabemos qué pasó pero apenas y tocaron la mitad del tiempo. Espiral fue la última canción que Porter tocó aquella noche y la última con Juan Son a la cabeza, pues poco después se anunció que él ya no sería vocalista de la banda.

La evolución y consolidación de Porter (2014 – 2020)

No se tardó mucho para encontrar un nuevo vocalista. David Velasco les cayó a Porter como anillo al dedo. Te lo digo yo porque justamente así me pasó: conocí Porter en 2015, fue allí cuando escuché el Donde Los Ponys Pastan, Atemahawke y el recién nacido Moctezuma que ni siquiera me había percatado del cambio de vocalista. Yo tenía apenas catorce, no tenía ni idea de que Juan Son ya no era parte de Porter, y es lo más cabrón, pues si cierras los ojos y escuchas el Moctezuma ni cuenta te das del cambio de vocalista.

Bueno, me adelanté poquito, pero regresemos. En 2015 lanzaron Moctezuma, un disco conceptual en el que se relata la conquista de México por parte de los españoles en el siglo XVI. Una joyita de disco donde se resaltan elementos bastante folclóricos; percusiones y sonidos prehispánicos inundaban desde Murciélago hasta Palapa, además de esa vibra espiritual y cósmica que siempre ha caracterizado a la banda. Aquí en Moctezuma se emplearon recursos como ya lo dije, prehispánicos, bastante claves de las culturas mexicanas de aquellos tiempos, pero sin restarle a la modernidad que la década de los 2010’s venía trayendo en la música mexicana. Cabe mencionar que este disco inclusive fue nominado como mejor álbum alternativo latino en los Latin Grammy del 2015.

Durante años se mantuvieron activos, presentándose aquí y allá, dejando la estela del «Nuevo Porter«. Fue hasta 2017, Cuxillo, lo más experimental de la nueva era de Porter, pero tuvo que pasar año y medio más para tener un disco, y qué disco.

Las Batallas vieron la luz en dos partes, en dos EP’s: Las Batallas del Tiempo estrenado a finales del 2018, y las Batallas del Agua estrenado en 2019. Las raíces mexicanas que le adoptó a la banda con la inclusión de David seguían siendo firmes y muy notorias, aunque Las Batallas tenía otra visión.

La visión de este álbum va más hacia la filosofía humana, sobre las dudas que ha tenido el ser humano en su paso por la tierra. El miedo, la incertidumbre, el dolor, la duda son fundamentales para Las Batallas. Si quieres saber qué nos hizo sentir Las Batallas de Porter, chécate la reseña de su último concierto en Guadalajara.

Entonces, ¿cuál Porter está mas chido?

Porter volvió, aunque con disgusto de muchos que se aferraban al antiguo Porter con Juan Son, pero todo cambio es necesario, y te explico por qué lo creo así. Como les dije unos párrafos más arriba, Juan Son se llevaba algo de protagonismo a la hora de componer, de sus presentaciones y de todo en general, era el «ícono» de Porter. Pero a la llegada de David, Porter se consolidó como una banda, se le dejó de dar protagonismo y crédito solo al vocalista y se comenzó a ver como lo que era: una agrupación, y este es el cambio más importante dentro de la banda.

Sí, Juan Son le dio a Porter ese hito de banda de culto, eso no lo negamos. Marcó un punto y aparte no solo en Porter, si no en toda la música tapatía y mexicana. La diferencia radica en que Juan Son acuñó estilos de músicos de otros países del extranjeros y creó música «rara», música que no se hacía ni escuchaba tanto acá en México, Y David por su parte mexicanizó a la banda dándole más énfasis a sus raíces como mexicanos.

Si me preguntas a mí, te puedo decir que Porter con David Velasco es mejor, pero claro, esta es solo la opinión de un servidor, tú puedes pensar lo que tú quieras. ¿Por qué pienso esto? Bueno, el sonido actual de Porter, así como su pura esencia es más fresca, innovadora, natural y bastante folclórica. Sí, Juan Son le dio ese toque de rareza y experimentación a la banda, pero seamos honestos, esos mismos aspectos hacían de la banda un poco pretenciosa, o «adelantada para la época» como dirían algunos. Con esto no quiero decir que Porter con Juan Son no valía madre, que a mí me encanta el Athemahawke, pero creo que el Porter actual está haciendo más por mostrar lo que verdaderamente saben hacer.

Mermaid Sashimi fue el disco de solista que Juan Son sacó en 2018, donde deja de lado un poco los sonidos convencionales acústicos y de cuerdas y se enfoca más en la vocalización y los sonidos ambientales. Así es, nada comparado con el Porter de ahora. Y es a lo que voy. Siento que Juan Son se limitaba mucho dentro de Porter, y que los integrantes se limitaban mucho por Juan Son.

Así que, en resumidas cuentas Juan Son es muchísimo mejor de solista, exprimiendo hasta la última gota de su excentricidad y sus mentalidades raras y enfermizas que hacen que nos enamoremos de él y su propuesta que rebasa lo culto. Juan Son es una de las mentes maestras de la música mexicana, eso hay que tenerlo bien en claro.

Y así como Juan Son es mejor solo, Porter está muchísimo mejor con David, dándole más hincapié a lo que la música de los tapatíos transmite, donde tiene lugar un mensaje caótico, contundente, espiritual y sobre todo filosófico. Además han crecido más como banda, llenaron dos veces el Teatro Metropólitan con su último disco, el Teatro Diana, dieron un show tremendo en el Vive Latino y ahora se preparan para su más grande show hasta la fecha: el Auditorio Nacional en Agosto si el COVID nos lo permite.

Andrés

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