Texto por: Bonnie Hagar
A unos días de que Akamba regrese al paisaje agavero de Tequila, tuvimos la oportunidad de platicar con Carlos Verastegui, co-fundador del festival, para conocer de cerca todo lo que se está preparando para esta sexta edición. Entre nuevas experiencias, una curaduría musical sorprendente y una conexión profunda con el entorno, Carlos nos compartió cómo Akamba sigue evolucionando sin perder su esencia. Esto fue lo que nos contó.
Carlos, Akamba promete una experiencia inmersiva más sólida que nunca. ¿Cuál ha sido el mayor reto para llevar esta sexta edición a un nuevo nivel sin perder la esencia que tanto lo caracteriza?
Creo que el verdadero reto está en mantenernos fieles a lo que nos hace únicos: el entorno, la desconexión, la experiencia sensorial… pero sin repetirnos. Akamba se vive entre agaves, bajo el sol y el cielo abierto de Tequila. Esa base ya es muy poderosa. Lo difícil es cómo reinventarla cada año. Tenemos el privilegio de hacerlo en un espacio con mucha historia, y ese patrimonio es lo que nos empuja a crear algo distinto cada edición.
El paisaje agavero, el atardecer, el arte y la música ya son parte de Akamba. Pero, ¿qué sorpresas o detalles inesperados nos esperan en esta edición?
Cada edición es una historia nueva, aunque el lugar sea el mismo. El entorno cambia con nosotros, tiene vida propia, como una huella dactilar. Este año, por ejemplo, presentamos un nuevo escenario con diseño completamente distinto, inspirado en eventos internacionales. Queremos que la gente sienta que está en un espacio que nunca antes había habitado.
El line-up de este año es una mezcla deliciosa de nombres como CamelPhat, Dixon y Hercules & Love Affair. ¿Cómo deciden esa curaduría musical?
Escuchamos mucho a nuestro público. Hay un diálogo constante con ellos, sabemos qué les emociona, qué están esperando. Al mismo tiempo, buscamos lo inesperado: traer shows únicos, como el de Hércules, que será un live act totalmente nuevo y que solo veremos en Akamba en todo México. Es una mezcla de vanguardia, diversidad y sorpresa.
Akamba no es solo música electrónica, es una narrativa sonora inmersa en el paisaje agavero. ¿Cómo influye ese entorno natural en la forma en que eligen a los artistas y diseñan la experiencia?
Totalmente. Muchos artistas que han venido nos cuentan que se corre la voz entre ellos. Les emociona ser parte del tren, de la atmósfera … Quieren tocar aquí porque saben que no hay otro lugar así. El entorno no es solo escenografía, es parte activa de lo que suena y cómo se siente.
Para quienes van por primera vez: ¿qué tres consejos les darías para disfrutar Akamba al máximo?
¡Primero que nada, que no se les vaya el tren! Literal. Porque los boletos están volando. Si pueden, suban al Akamba Express o visiten Tequila desde temprano. Segundo: escuchen la playlist oficial, eso los mete en sintonía. Y tercero: vengan listos para comer rico, no olviden hidratarse bien y abrirse a conocer gente nueva y a explorar el arte. Eso hace comunidad.
La seguridad es vital en cualquier festival. ¿Qué nuevas medidas están implementando este año para garantizar una experiencia segura?
Hemos reforzado todo. Habrá agua gratuita, zonas de recarga para celulares, espacios de cuidado personal… Queremos que la gente se sienta tranquila en todo momento. La seguridad va de la mano con la comodidad y el bienestar.
Sabemos que la curaduría artística es un eje fundamental de Akamba. ¿Cómo fue el diálogo entre el arte y el entorno para esta edición?
Cada pieza fue pensada para integrarse con el espacio, no para imponerse. Desde instalaciones que se activan con la noche entre agaves, hasta puntos de encuentro que invitan a la contemplación. Lo que buscamos es que el arte acompañe la experiencia sin interrumpirla, que sea parte del paisaje emocional.