Texto por: Edgar Liera
Fotos por: Orlando González
Desde que la banda de metal sueco Avatar en sus redes sociales anunció su visita al país, entre las ciudades donde ofrecerían concierto se encontraba la ciudad de Guadalajara, generó gran emoción y expectativa en la escena a tal grado que fue SOLD OUT a las pocas semanas de haber salido a la venta los boletos. Por tal motivo, se cambió de venue, del ya conocido C3 Stage al C4 Concert House, un nuevo lugar con mayor capacidad y mejor adecuación para conciertos.
Hemos asistido a innumerables conciertos de distintos géneros, Avatar nos generaba gran emoción al tratarse de una banda que ofrece más allá de una excelente ejecución de los instrumentos, un espectáculo visual y entretenido, son contadas las bandas que ofrecen algo más en sus shows.
Se llegó el gran día, el C4 abrió sus puertas, tenía solo un show en su historial, es un lugar totalmente nuevo, la gente empezó a hacer fila desde las 7 p. m., el lugar poco a poco se fue llenando, fans con maquillaje, algunos disfrazados, otros con playeras de la banda, el lugar se llenó en su totalidad.
Conforme pasaba el tiempo, se sentía sofocante el lugar, dejaba de haber espacio incluso en los pasillos, la gente no paraba de llegar. En punto de las 9 p.m., se apagan las luces del foro, se prenden las luces rojas en el escenario, empiezan aparecer unas siluetas, unos personajes que solo habíamos visto en videos y en discos, una sensación extraña recorría nuestros cuerpos, una emoción que pudimos liberar con un grito eufórico que se mezcló con el rugido de todos los asistentes al escuchar el sonido de una campana y alcanzar a visualizar a un tétrico payaso con bastón gritando: “Guadalajara, dance with me”.
Mientras sonaba el inicio de “Dance Devil Dance”, en ese momento, olvidamos la sensación de sofoques por la sobrepoblación del recinto.
Avatar no bajó la intensidad en ningún momento, sonaron grandes temas de casi toda su discografía, conectaron con el público a lo largo del concierto, guardando grandes momentos como en “The Eagle Has Landed”, donde movimos las manos al mismo tiempo que Johannes Eckerström indicaba, un duelo de guitarras propio de un show de metal, la aparición del rey en “A Statue of the King”, emerger entre el público en “Puppet Show”, para hacer un animal con un globo bajo la mirada expectante de la gente, aparecer un trombón y tocarlo al compás de la canción, globos que Johannes iba tronando mientras interpretaban “Black Waltz”, un par de cambios de vestuario a lo largo del concierto y mucho “headbanguing” que te incitaba hacerlo al compás de la música.
En todo momento hubo una entrega total de la banda con público. Una conexión con mucha intensidad a lo largo de las casi dos horas de espectáculo. Hay bandas muy técnicas que vas a verlas por la complejidad de su música, otras que vas por el descontrol y hay otras, como Avatar, que vas a ver el show en su totalidad, música, concepto, ejecución, interacción, vestuario etc. Eso se agradece mucho en una banda.
Coméntanos y califica abajo.
¿Qué te pareció la presentación de Avatar en C4 Concert House?
- Un concierto entretenido en todo sentido.
- El lugar está acondicionado para que más personas puedan disfrutar el evento.
- Mejor distribución de los espacios.
- Sobrevendieron los boletos.
- El lugar al estar escalonado falta iluminación en los escalones para no tropezar.
- Falta ventilación.