Sublime: C. Tangana en Guadalajara.

Texto por: Kinne González

Fotos por: Miguel González

C. Tangana, también conocido como «Puchito», sobrenombre que le otorgó su familia y que de igual manera adoptaron sus amigos más cercanos, pero que su público también adoptó con motivo del inmenso cariño que le tienen a este español.

Y, ¿cómo caer rendidos ante los encantos y el talento de este compositor, cómo no sentirse fuertemente identificado, cercano y hasta agradecido con el creador del disco El Madrileño (2022), el cual nos ha creado una montaña rusa de emociones?; entre sus letras tan crudas como sinceras y una producción musical que pega en toda la nostalgia, trayendo nuevamente a la luz, ritmos un poco “olvidados” no solo de la música española, sino de los sonidos más clásicos de América Latina, Brasil y el Caribe combinadas con las tendencias contemporáneas, baladas y en ocasiones hasta un poco de techno.

Lo anterior es fundamental para explicar porque la noche del sábado 12 de noviembre de 2022 va a ser inolvidable para casi 15 mil personas, porque el concierto mismo, así como lo que gira en torno a la creación del show de C. Tangana marca un hito de lo que un artista innovador, visionario e imparable es capaz de lograr.

La experiencia fue tan embriagante que pareciera que los detalles no importan, como que el recinto lo albergó fue la Arena VFG o que la presentación comenzó faltando poco para las 22:00 horas; sin embargo Antón Álvarez, claro, Puchito y su equipo han planeado tan puntualmente los detalles de esta experiencia es normal cuestionar si hay otro artista que pueda equipararse.

Si bien, Puchito ya había traído esta experiencia a México con su presencia como headliner de algunos de los festivales más importantes del país, en una de las charlas que tuvo con el público recordó que su primera presentación fuera de España fue en Guadalajara, por lo que él mismo expresó la alegría que le daba poder volver con esta faceta que lo ganado la fama mundial y que le ha valido nada más que halagos.

Pantallas monumentales rodeaban el escenario, como es costumbre en la mayoría de los conciertos de talla internacional, su función principal es sencilla, permitirles a los que están más alejados del escenario no perderse ningún detalle de lo que pasa en el mismo, pero el formato en este evento es especial, ya que la leyenda que recibe al público proyectada en lo alto hace alusión a la tipografía utilizada en películas de la época del cine de oro, que representa esta búsqueda de volver a las raíces, volver a lo clásico. Un mensaje sencillo pero con una amplia historia de fondo, que dice “Sin cantar ni afinar, 2022”. Claro está que es el nombre que se le dio al tour, pero también es la sátira a los detractores de C. Tangana, quienes en más de una ocasión cuestionaron su talento vocal.

Una vez levantado el telón se muestra ante los espectadores un mundo bohemio, la simulación de un bar, con mesas de manteles largos, donde abunda la elegancia, la clase y por qué no decirlo, quizá el vino fino. En las mesas están los artistas, músicos que han acompañado a C. Tangana desde España a través del mundo, los cuales de igual forma han participado en la creación y grabación de sus más grandes éxitos, colaboradores como La Húngara y Kiko Veneno entre otros que se han convertido en amigos del cantante y que él mismo ha alabado por la admiración y el respeto que les tiene, de ahí que escucharlos en conjunto eriza la piel e infla el pecho.

Incluso el setlist que va marcado el orden de las canciones a interpretar, guarda en sí mismo un guiño al espectáculo, ya que emula la carta de este este restaurante, bar ficticio, donde las canciones se dividen bajo las categorías de Entrantes, Primeros, Segundos y Postres, como si de platillos finos se trataran, lo cual metafóricamente sería acertado.

No hay forma de poder elegir una canción en la que se haya llegado al punto máximo del evento, ya que todos y cada uno de los temas fueron coreadas a todo pulmón por los asistentes, bailadas, gritadas, disfrutadas y aclamadas, pero la primer sorpresa de la noche fue cuando comenzó a sonar un guitarrón, característico de la canción «Cambia», que por sí misma ya tiene un lugar especial en el corazón de los mexicanos por su reinterpretación del genero regional, pero en cuanto que entró al escenario Carin León, la arena entera estalló en emoción. Fundamental decir que esta sorpresa fue de los “Entrantes” lo cual define la manera en la que Puchito está tan seguro de su show que no necesita crear expectativa o esperar al final del concierto para entregar “lo mejor”, sino que todo en su presentación va acumulando una intensidad casi palpable.

¿Recuerdan las pantallas? No hay palabras suficientes para explicar la calidad cinematográfica que se entregó, en vivo, en directo y a todo color, cada una de las tomas formaba extractos de lo que parecían videoclips de alto presupuesto, solo que, de nuevo, las tomas y la calidad de la imagen se proyectaban al momento de estarse grabando, por lo cual Puchito nos hizo aplaudir y ovacionar tanto al operador de cámara y al director de fotografía, como si ellos mismos fueran los artistas principales, pero esto es lo que pasa con C.Tangana, que cualquiera de las personas que pisan el escenario junto con él se vuelven indispensables, porque Puchito hizo propia la frase de que el arte es colaborativo y si bien todo lleva el punto de partida de su propia visión, el delegar el arte, ceder el micrófono y darle espacio a quienes lo acompañan, bajo el mismo foco hace que cada segundo se traduzca en emoción, en impacto y en virtuosismo.

Las voces, los colores, los abrazos, las actuaciones, el baile y por su puesto las palmas flamencas inundaron todo el espacio, regalándonos la posibilidad de compartir su mensaje de amor y desamor, de esperanza o de traición, generando en catarsis en conjunto, como solo la música en vivo permite, por lo que no es sorpresa que algunas de las canciones más coreadas y sentidas fueran «Los Tontos», «Nunca Estoy» y «Tú Me Dejaste De Querer».

Sería poco decir que los tapatíos tardaremos mucho en superar un show de este nivel, pero la ilusión que nos deja C. Tangana con su presencia es incomparable ya que ha puesto el ejemplo de cómo dejar huella en un escenario, ha demostrado ser icónico y deja la puerta abierta para esta corriente que se viene gestando desde hace algunos ya, de que el artista es artista en cualquier disciplina y que no se tiene que ser experto en todas, pero si sensibles a que una complementa a la otra, pero eso sí, la maestría con la que Puchito logro conjugar en su presentación elementos tan cohesivos y puntuales es simplemente sublime.

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