Echoes, el festival que propone un día en la naturaleza y artistas en potencia

Tres de la tarde, el sol en lo alto, sus rayos queman y los asistentes buscan la sombra de árboles y estructuras. Los camiones y carros comienzan a llegar y el festival va llenándose poco a poco, te reciben pidiendo que recargues tu pulsera “cashless”, y después lo primero siempre es explorar. El festival consta de dos secciones que están divididas por el lago: la primera es la zona de picnic, donde se encuentra gran variedad de comida y antojos, ideal para descansar de la música, acostarte y comer; la segunda sección y más importante es la del espectáculo, donde hay vendedores de bebidas y al fondo entre el bosque y el lago está el escenario con un gran letrero que dice Echoes sobre él, estos dos lugares son conectados por el puente mágico del festival, ideal para la foto o video para subir a redes.

En el escenario Feng Suave se encuentra tocando a las 4:30, sintetizador, teclados, batería, dos guitarras y un bajo, el público meneándose lentamente, paraguas y sombreros se dejan ver, y algunos asistentes cantando cada una de las canciones. El espectáculo quedo muy bien con la vibra del lugar, lleno de sonidos de naturaleza y un viento suave que amenizaba todo el lugar. Cabe resaltar desde ahora que todas las bandas tocaron alrededor de una hora y que los miembros de las bandas, a excepción de Kakkmadafaka, salían a probar sus instrumentos y a hacer el chequeo del sonido, algo que no se ve con frecuencia en festivales, lo cual generaba que el público interactuara con ellos un poco antes de que saliesen a tocar.

Al termino de Feng Suave e inicio de Post Animal, muchos espectadores se marcharon del escenario, dando a entender que no se esperaba mucho de la banda, sin embargo, fue sin duda la sorpresa del festival. La banda originaria de Boston subió al escenario con una vibra estupenda, abrieron con “Gelatin Mode”, una intro a tres guitarras que provoco emoción en el público, emoción que solo se incrementó cuando inicio “Ralphie”; cada pieza que iban interpretando era una sorpresa en el oído del espectador ya que todas sonaban diferente, canciones que iban desde el rock psicodélico, punk o una melodía sacada de alguna parte de los años ochenta, sin duda una banda con mucho potencial y habilidad musical.

Siguió el turno de JMSN que abrió con su canción en español “Donde estas”. En el escenario solo se encontraba él, el bajista y el baterista, toco sus grandes éxitos y nos mostró el artista tan completo que es, con su voz angelical y unos pasos de baile muy bien improvisados. A mi parecer ponerlo entre Post Animal y Kakkmadafakka fue el único error del festival, ya que Post Animal generó un pequeño slam en el público y Kakkmadafakka es una banda que siempre tiene a sus fans brincando, lo que provocó que el público bajara sus decibeles emocionales y solo gritara el nombre de Ricky el bajista cada que terminaba una canción, esto derivo en JMSN molestándose, diciéndole al público “fuck you”, aventándoles agua y bajándose del escenario molesto.

Después de esta desazón y ya con el sol escondiéndose subió al escenario Kakkmadafakka con su clásico intro donde uno a uno van subiendo los integrantes al escenario demostrando la mejor energía. Su aparición en Echoes conto con grandes momentos, como el instrumental de rock que se aventaron, el cover a Bailando de Paradisio y claro la canción más cantada fue “Runaway Girl”, se despidieron con una reverencia ensayada mientras en las bocinas sonaba Barry White. Después se anunció que por cuestiones de logística se cambiarían los horarios de Roosevelt y Darius, saliendo este último después de Kakkmadafaka y dejando que Roosevelt cerrara el evento.

Después de hora y media del DJ Darius, todos estaban expectantes para la banda que sin duda era la más esperada: L’Imperatrice. Cuando se apagaron las luces faltando 15 minutos a las 12, sonó un corazón palpitando en las bocinas, y todos los miembros de la banda uniformados de color naranja y con un corazón electrónico pegado sobre su pecho que se iluminaba siguiendo el patrón del sonido, se quedaron quietos mientras el público gritaba a más no poder, y así cuando el palpitar terminó, inicio el funk característico de la banda. Sin duda fue la mejor presentación del evento, ya que conto con una iluminación bellísima, usando colores diferentes en cada canción que interpretaban. Tocaron desde canciones clásicas como “Sonate Pacifique” hasta canciones que aún no las tienen grabadas en estudio.

Con los pies molidos después de tanto baile con L’imperatrice, el público comenzó su retirada del festival, posiblemente las personas que llegaron mas tarde aún se quedaron a ver a Roosevelt, que dió un gran espectáculo, pero que desafortunadamente encontró un público cansado y rendido de estar todo el día de pie y sin mucha hidratación.

Al final, el festival Echoes nos recordó lo emocionante que es un festival: descubrir bandas potencialmente buenas, vivir momentos hermosos y a veces no tan hermosos, desgastarte lo más posible por ver de cerca a tu banda favorita o descansar sentado escuchando música nueva y de gran calidad. Esperemos tener más ediciones de este festival y que nos siga sorprendiendo con nuevas propuestas.