Texto: César Ruiz.
Fotos: José Flores.
Algo tiene Guadalajara en su esencia, que incita a los hijos predilectos de la oscuridad a hacer de esta ciudad una escala obligada. No ha pasado mucho tiempo desde la última vez que el dúo de metal gótico alemán vistió de negro las inmediaciones del Teatro Diana en el 2017, en aquella ocasión traían bajo el brazo la gira de su disco “Testimonium”.
Un año y meses después, Lacrimosa regresa presentando lo mejor de su extenso repertorio con la gira “Time Travel World Tour”. Una vez más el color negro fue el mejor aliado de los asistentes quienes no repararon en lucir atuendos con múltiples hebillas, accesorios de malla, y llamativos corsés, por citar solo algunos.
A la hora en punto y tras una estela de humo en el escenario, comenzaron a salir uno a uno los integrantes de Lacrimosa para acomodarse en sus respectivas posiciones. La atractiva Anne Nurmi fue la penúltima en colocarse para marcar los primeros acordes en el teclado de “Ich Bin Der Brennende Komet”, canción enérgica que fue hecha para tocarse en vivo, mientras tanto, y sin asomarse aún, se escuchaba de fondo la sombría voz de Tilo Wolff que lentamente entró a escena arrancando una ruidosa ovación del público.
De pronto sonó “Nach dem sturm”, canción de su más reciente disco, que llegó para quedarse en el setlist de la banda, y que está dotada de una fuerza desgarradora que logra conmover hasta las fibras menos sensibles, encapsulando el ADN de su música y que es toda una experiencia escuchar en vivo.
El primer guiño al pasado vino con “Schakal” que data de 1995 en su disco «Inferno», marcando también la primera intervención de Anne alternando con Tilo en la voz, que para entonces ya sólo portaba camisa blanca y un elegante chaleco negro, y que se caracterizó por un sonido más sinfónico pero aguerrido por momentos.
El pasaje contemplativo o de apreciación musical llego cuando empezó a sonar “Bresso”, pieza más cercana a la música clásica que al metal, y cuyo instrumento base es un piano que da la pauta a los agónicos versos de Tilo, quien ha perfeccionado la técnica de transmitir emociones a través de su peculiar voz a un público que escuchaba reverente. Inmediatamente después siguió “Seele in not” que bien podría ser una obertura digna del mismo Nosferatu, e ideal para esas criaturas de la noche que se dieron cita en el recinto.
La entrega del público se vio recompensada cuando interpretaron “My Pain” y “Durch Nacht und Flut” para que los fanáticos corearan con mayor fluidez las oscuras letras de Tilo y Anne, una en inglés y otra con un fragmento en español, sin duda fueron las que más fuerte resonaron hasta ese punto del recital, cerrando el primer bloque del concierto con “Ich verlasse heut dein herz” de su aclamado álbum «Elodia«.
El primer encore culmino con “Feuer” que se destaca por poseer cánticos de niños que contrastan con la rasposa voz de Tilo, dejando en el escucha una sensación de extrañeza. La banda se retiró del escenario, pero no por mucho tiempo, ya que regresaron por segunda ocasión ante los gritos de la audiencia que pedía al unísono el clásico. “Copycat”, siendo complacidos por los germanos que desataron el headbanging en muchos de los asistentes, instante que Tilo aprovechó para saludar de mano a varios de los fans más cercanos.
Sin duda esta presentación será añadida a la memoria colectiva de los seguidores de Lacrimosa por su musicalidad, teatralidad y atmósfera que quedarán enmarcadas en todos los presentes.
Coméntanos y califica abajo. ¿Que te pareció el concierto de Lacrimosa en el Teatro Diana?
- La banda hizo gala de su buena ejecución y manejo del escenario.
- El setlist fue de lo mejor de la noche.
- Una logística destacable.
- Ligeras desavenencias con el sonido.
- Una asistencia discreta.